Capítulo 16: Revelaciones, su verdadero nombre es...

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* Este capítulo tiene un vídeo con música para ambientarlo, si gustas reprodúcelo para oírlo.



«13:00:00 ¶±». Un fuerte sonido retumbo por el lugar, Marx había llegado a la treceava hora y todo era diferente a los días anteriores. Este plano tenía partes de varias ciudades del mundo traslucidas, las estrellas eran visibles por primera vez en este lugar. Algunos edificios y casas eran transparentes, las sombras de las personas pasaban cerca de los demonios, pero estos no les tomaban importancia y seguían corriendo hacia algún lugar que él desconocía.

Marx subió rápidamente por el lado de la montaña hasta la cueva de antes, quitando el recubrimiento de la entrada, encontró las armas que dejó aquel soldado. Eran muchas como para una sola persona y solo decidió llevar las necesarias.

—Es la segunda vez que tomaré armas de tal calibre y espero que sea la última. —Comenta Marx poniéndose un cinturón y correas sujetadoras.

—Tienes suerte de no sentir dolor, esto pesa mucho para alguien normal... Pero como no tengo que moverme, soportare todo el peso por ti. —Selena se mostraba bien, sin embargo, en verdad era demasiado para ella y no quería demostrar debilidad ante Marx.

—Nora debe llegar a Fragas, ahí cumplirá su objetivo —varias ráfagas de luz se dispararon al cielo e iluminaron la cueva llamando su atención—. Debe ser ella, ¿Qué diantres está haciendo? —Marx guardó las últimas pistolas en los cinturones de sus piernas y cargó de balas el chaleco que se puso.

—¿Listo para la acción? —Preguntó Selena, ella estaba viendo por los ojos de Marx hacia la montaña de Fragas.

—Claro que no... Pero no fallaré en esto. —Él salió con la cabeza en alto y se deslizó por un lado de la montaña.



«13:08:51 ŒΥ». Los gigantescos FloatingTorturer se quedaron quietos, estaban templados mirando el cielo, por primera vez aquellas monstruosas criaturas parecían muy apacibles, sobre todo daban un aire de pureza, estos monstruos levantaban sus tentáculos al cielo y lo hacían como queriendo alcanzar las estrellas.

Marx continúo su camino sin nada de qué preocuparse, pero repentinamente del cielo vino algo similar a una polilla gigante. Era enorme con tonos rojizos, sus coloridas alas creaban fuertes vientos que levantaban el polvo y por la cual él se cubrió la boca.

—¡Mierda! —sacando una granada del chaleco—. ¡No tengo tiempo para esto! —Marx le sacó el seguro a la granada, la arrojó hacia esa inmensa bestia pero esta le dio un golpe con sus alas, lanzando lejos el explosivo que detonó segundos después y lo siguiente dejó perplejo al muchacho.

Lismatus: Treceava HoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora