La Cita

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Cuando llegaron a Castella, un fantástico bar gótico, Will le abrió la puerta a Alice

-caballero de armadura dorada como lo imagine-pensó la joven

Se sentaron en una mesa un tanto alejada del gentío, este lugar era bastante popular al parecer. Alice había estado ahí hace algún tiempo con un proyecto de cita que resulto un increíble fracaso.

-! Sr. Ladbaenz ¡-grito un hombre acercándose, definitivamente era el dueño del bar.

-Lucas ¿cómo has estado?, va muy bien el negocio al parecer- contesto cortésmente Will

-muy bien, muy bien, pero no lo entretengo, solo quería saludarlo personalmente, me doy cuenta que viene acompañado- dijo mirando fijamente a Alice, a quien el tipo le resulto un poco extraño -¿lo de siempre?

-sí, y vino por favor, te lo agradezco-dijo el joven tomando la mano de la chica y apartando todo el interés por aquel hombre

Luego de unos cuantos minutos llego el mesero con una botella de vino y dos copas, una de ellas ya servida, la cual Will dejo para él, gesto que no le pareció extraño a Alice dado que solo veía los bellos ojos celestes que estaban en frente-

-un brindis por aceptar mi invitación y por ti Alice- dijo haciendo énfasis en el nombre de ella

-salud-dijo sin prestar mucha atención, no podía evitar dejar de perderse en esos ojos, que por cierto le encantaban

-vamos, cuéntame algo de ti- dijo Will sin dejar de mirarla

-¿algo como qué?, no soy para nada interesante-

-eso es imposible, claro que si eres interesante, cuéntame no se... de tu vida, que te gusta, que no...

-bien...- suspiró Alice antes de comenzar su monólogo, incluso cuando no entendía muy bien porque él se interesaba, a los chicos no les apetece oír a las chicas, ¿o sí?

- vivo con mis padres y mi hermana mayor, aunque no los veo mucho, cada quien vive en su mundo y además no me doy el tiempo para fraternizar demasiado con ellos-bajo la joven su mirada- soy secretaria en una primaria... mmm me gusta el vino –sonrió mientras Will le servía otra vez- la lluvia, la naturaleza, la luna, dormir, pensar, el color rojo y por supuesto leer-

-y ¿que no te gusta?-dijo él prestándole la mayor atención posible y sonriendo sin notar que solo alzaba la parte izquierda de sus labios de forma casual pero seductora

-que sexy- pensó Alice-a ver...no me gusta cuando siento que soy centro de atención y curiosidad, el sol, el calor, la comida de la calle, terminar un libro, las arañas pero sobre todo hablar de mi -sonrió-cuéntame algo de ti ahora-

-porque no... a mí me gusta escucharte- sonrió- está bien, es mi turno. De momento vivo cerca de aquí, llegue hace poco del lugar que llamo hogar, viajo mucho- aclaro ante la cara de incredulidad de Alice- vine porque quería volver al lugar en donde nací de algún modo metafórico, aunque me he quedado más de lo planeado y no quiero irme aún- volvió a sonreír de esa forma sexy- me gusta también la lluvia, los paisajes hermosos, la lectura, amo la velocidad, los autos, las motocicletas, la luna, me encanta el vino sobre todo en buena compañía... odio el sol, el gentío, las complicaciones y el color rojo-dijo riéndose

-vaya, en eso no coincidimos y dime ¿Cómo descubriste Azura?-

-mmmm- pensó por unos instantes si contarle o no que él era el propietario, no quería espantarla, pero tampoco quería mentirle y además algo le decía que podía confiar-yo soy el dueño- le soltó de una

Eternamente contigo  (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora