La invitacion

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-¿cómo es posible que haga esto por una simple chica humana?-pensó will

-señor Williams, ¿se encuentra usted bien?- pregunta Phill, exhibiendo que el joven no era del todo un extraño.

-si Phillipe, solo no se qué hago aquí-

-bueno quizás la señorita Alice pueda contestar eso- ambos sonrieron por aquel comentario, pero el joven no respondió nada, solo se levanto y salió por el mismo lugar por donde la joven, que lo confundía más de lo que el mismo quería reconocer, acababa de salir.

Williams era un joven demasiado apuesto, eso lo notaban todos quienes lo miraran, tenía bastante suerte con las chicas, más aún cuando estas notaban los hermosos ojos que este tenía y el cuerpo perfecto y atlético que había formado hace muchos, muchos años atrás. Por supuesto las mujeres no sabían que él no era del todo una persona normal, era un Vampiro, aunque lo ocultaba bastante bien. Por supuesto Will no era un simple y desconocido vampiro, era uno bastante antiguo, convertido por uno de los ancianos que gobernaban en secreto a este grupo y su edad le brindaba la peculiaridad de ser muy prudente con sus habilidades frente a los humanos, no solo tenía un aspecto perfecto siendo inmortal, si no que tenia dones adicionales a sus ya potenciados sentidos.

- ¿cómo es posible que hiciera esto? -una frase que Will no podía, últimamente, borrar de su cabeza.

La había visto por casualidad bajar del autobús hace algunas semanas atrás, al instante notó su especial aroma y su distraída personalidad, pero sobre todo, esos hermosos ojos llenos tristeza. Luchando contra su sentido común y sin poder resistirse la siguió, ella ni siquiera notaba su presencia, aunque eso no era raro, el era muy bueno ocultándose cuando lo quería, mientras la joven caminaba a través de Mirage Street.

-¿qué hace sola tan tarde en estas librerías? ¿Qué acaso no tiene vida? es joven, debería estar con sus amigos... su novio- se pregunto, aunque al pensar en lo último su estomago le dio una punzada, claro que no pudo lamentarse por mucho ya que la joven doblo por la esquina hacia una pequeña calla lateral muy antigua -no puede ser- se dijo Will para sí mismo, pero lo era, ella entraba justamente en Azura.

Se apresuro para entrar antes de que la puerta se cerrara tras ella y se oculto para ver qué era lo que llamaba su atención.

Alice no notó que alguien había entrado tras ella y como de costumbre cruzo algunas palabras con Phill y se marcho a buscar algún libro. Claro está que Will seguía cada paso de la joven oculto tras las columnas de la librería -¿cómo era posible que la vida lo cruzara con alguien como ella, alguien tan peculiar para sus sentidos y más aún que entrara justamente en la librería de la cual él era dueño desde hace tantos años? ¿Quizás el destino juega conmigo?-sonrió

Alice encontró un libro de amor, por supuesto de seres de la oscuridad, mientras el joven oculto seguía espiando cada detalle de su rostro y de su cuerpo. Esa capacidad de estar tan inmersa en la lectura que olvidaba el mundo que la rodeaba y al parecer también esa incesante acción de morder su labio inferior, era evidente que para ella solo existía el libro que cargaban sus manos...

Williams no pudo evitar preguntar a Thomas por la joven cuando esta se marcho, pero no era mucho lo que éste sabía de ella, solo tenía entendido que trabajaba como secretaria en un colegio, que no tenía muchos amigos, claramente amaba leer y por supuesto le menciono esa tristeza que ella tenía, sugirió que tal vez era por su aspecto -no sé si se dio cuenta, pero ella no se preocupa mucho de cómo va por ahí, claro está que toma lo primero que encuentra, quizás por eso sea tan solitaria ahora que lo pienso, debe tener algún problema de personalidad quizás- dijo Thom mas para sí mismo que para su interrogador.

Eternamente contigo  (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora