Capitulo 5

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Lanna

Me levante muy temprano, ya mis maletas estaban listas para regresar al manicomio, porque es eso lo que ese lugar era un manicomio, mi papa y mi mama me llevo tenía que cumplir tres meses más para cumplir el contrato que mi papa firmo para que yo culminara mi tratamiento.

Estaba en mi cuarto coloque un porta retrato en mi peinadora fea vieja y sencillamente horrible.

-hola ¿eres nueva? – voltee y vi a un chico vestido de enfermero que no había visto antes.

-no, pero creo que tu si – le dije y el sonrió.

-si, me llamo... - hizo una pausa como si fuera olvidado su nombre – Thomas Agron – dijo y me estiro la mano, camine a la puerta y tome su mano.

-me llamo Lanna Jackson, puedo darte un recorrido por el paraíso – le dije y el sonrió.

-me agradaría – dijo y caminamos por el centro de rehabilitación. -¿Por qué estás aquí? – me pregunto

-por las drogas – le dije nos detuvimos justo en el jardín.

-¿Cómo una chica como tú termina en el mundo de las drogas? – lo mire fijamente.

-¿Cómo yo? ¿De qué hablas con eso de una chica como yo? – caminamos a la cocina.

-ósea, linda de familia – sonreí, sabía que él conocía a mi familia por mi apellido, quien no conozca a los Jackson no vivía en la ciudad de Canadá.

-bueno, esto sucede porque tiene que suceder y ya – le dije.

-Sr. Accola – lo llamaron.

-me tengo que ir nos vemos después – dijo y corrió hacia donde la enfermera malvada.

Me dieron mis medicinas y cene junto con algunas de las chicas del centro, los chicos salían después de que ya todas estábamos dentro de nuestros cuartos. Después de que dormí por dos horas me desperté había tenido una pesadilla, me estaba interrogando el militar encapuchado. Me levante y Salí del cuarto sin ser vista por nadie o al menos yo creía eso, fui hasta el jardín y me senté en la grama observando el cielo había una hermosa luna llena, me acosté en la grama a observar el cielo oscuro y reluciente con esa bella luna.

-deberías estar durmiendo – escuche decir, me levante muy rápido y vi a Thomas a mi lado de pies.

-lo lamento, no quiero ser inyectada, solo necesitaba ver el cielo, tuve una pesadilla y necesitaba aire – dije muy nerviosa y me levante.

-¿Por qué tendría que inyectarte? No tienes una crisis ¿o sí? – me mordí el labio y me negué. – entonces no lo hare – me dijo.

-gracias, creí que eras como los demás enfermeros que inyectan por cualquier motivo que se le da – el sonrió.

-debes saber que no soy muy común – dijo y me acompaño a mi cuarto.

-me agradas que no seas común – le dije y entre a mi cuarto, me acosté en mi cama y me arrope, cerré los ojos.

- - -

Me desperté y baje a desayunar, y algunas de mis compañeras estaban sentadas comiendo.

-puedes ir al jardín – dijo Thomas y lo seguí él, tenía mi Sándwich así que no tenia opción, nos sentamos en el césped.

-¿Qué hacemos aquí? – le pregunte y él me dio mi sándwich

-creí que te gustaría comer en un lugar despejado – dijo y sonreí.

-bueno tenias razón, si me gustaría – le dije y pique mi sándwich por la mitad y le di un pedazo – pero si vas a acompañarme debes comer conmigo – el sonrió y tomo el trozo de pan.

-¿te llevas mal con tu familia? – me pregunto y me negué.

-no, ellos son geniales – le dije y tome un poco de jugo – no estoy aquí por ellos, estoy aquí por alguien más. Algunas veces las personas nos equivocamos – le dije y él me sonrió.

-dímelo a mí – dijo él y suspiro.

-¿Por qué estás aquí? ¿No hay mejores trabajos? – le pregunte y el sonrió.

-si, pero me gusta ayudar a las personas y este es un buen lugar – dijo

Después de ese día Thomas y yo fuimos a desayunar juntos al jardín, y cuando yo me escapaba en las noches para ver a la luna el me acompañaba, y cuando solo estaban las estrellas el me nombraba cada constelación, creo que se las sabia todas, porque no dejaba de hablar.

Dos semanas después de conocerlo el estaba pidiendo permiso para sacarme a pasear, como era bueno en su trabajo no había un sí, que no le dieran.

-¿A dónde vamos? – le dije y el abrió la puerta de su escarabajo - ¿subiremos hay? – le dije y él me sonrió.

-si, sé que no atrae chicas pero es mejor que caminar – dijo y sonreí.

-ya veo porque me estas seduciendo, porque nadie te pararía con esa cosa – le dije y el sonrió.

-¿así que yo te seduzco? – me dijo y asentí al subir a ese feo auto. - ¿y lo he logrado? - 'pregunto.

-no sé, te diré después de ver a donde me llevas – le dije y el encendió su auto.

Me llevo hasta el parque.

-supuse que aquí es un buen lugar para ver el cielo – saco una canasta y una sabana.

-lo tenias todo planeado – le dije y lo ayude con la sabana.

-algo así – me dijo y entramos al parque.

El estiro la sabana en la grama y nos sentamos.

-cuando tenía tres años me secuestraron – le dije mientras tomaba un sorbo de la limonada que él me dio.

-¿de verdad? ¿Y donde fue eso? – Me pregunto y sonreí - ¡oh! No me digas que ¿aquí? – dijo y sonreí.

-exacto, fue en este parque – el trago grueso.

-oye no sabía, si quieres nos vamos – me negué.

-no, no me quiero ir estoy bien aquí – el sonrió

-okay lo que digas – dijo.

Comimos hablamos, bueno en realidad yo fui quien más hablo, era agradable tratar a alguien diferente a las demás personas que te rodean en un lugar muy feo. Le conté casi todo sobre mí, omití contarle el idiota de Xavier porque no quería parecer débil.

Pues si él me gustaba y mucho y no quería arruinarlo, aunque en el fondo sentía pena, porque él me había conocido en un lugar horrible y entonces no tenía una buena impresión sobre mí, yo había sido una drogadicta que no termino su carrera en cambio el si tenía un futuro y seguramente un sinfín de chicas mejores que tras de él, así que me tenía que conformar con su amistad y nada más.


Miss. JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora