Capítulo 74.

169K 11.3K 1.2K
                                    

Capítulo dedicado a: saritagugu, IamLalanaG.

___•___

¡Ella sí vino! milagrosamente Jackeline Dawson cumplió con su palabra y vino a verme, sentí como si mi pecho quisiera explotar de alegría, desde hacía mucho que mi madre no se preocupaba por mi, no hasta el punto de dejar su perfecta vida para ir a ver a su única hija.
Sin importarme que problemas traería mi acción, me levanté de un salto y a como pude corrí para abrazarla, enterrando mi cabeza en su pecho, sus brazos envolvieron mi delgado cuerpo -desnutrido por el mes en coma- y besó la sima de mi cabeza.

—Viniste.– Murmuré con una sonrisa.

Me apretó más hacia ella, ¿Acaso eso es posible? porque siento que me hundo en su cuerpo, el calor de una madre es tan tranquilizador.

—Eres mi hija, Lauren. Estaba muy preocupada aunque te parezca increíble, ven, vamos a sentarnos.

¿Increíble? es más, es como si fuera un sueño, ¿La gran y feliz Jackeline Dawson Freeman preocupada por su estúpida y terca hija? ¡Já! que broma.
Quien lo viera no lo creería, ni yo lo creo, estaba muy segura de que no vendría pero ésta mujer siempre ha estado llena de sorpresas.

—¿Y tu esposo?– Pregunto con cautela.

Sonríe.

—En el hotel, ya sabes, es incómodo para él.

Asiento, claro, para él y para todos, madre. Reprimí las ganas de rodar los ojos, realmente quiero hacerlo, pero estoy segura de que me sermonearía si lo hiciera así que, mejor dejo los ojos queditos. Ella sentada en la silla y yo en la camilla, la observé mientras revisaba algo en su celular; su cabello seguía siendo castaño, igual al mío, solo que ahora está por sus hombros con sus típicas suaves ondas, la piel pálida y ojos azules, solo que ahora están diferentes...no logro encontrar que es eso "diferente". De repente me mira con el ceño fruncido.

—¿Qué? ¿Tengo algo en la cara?– Pregunta, tocándose las mejillas y frente, río.

—No, no, para nada. Y dime ¿Por qué viniste hasta ahora y no hace un mes.– Cambio de tema, la curiosidad de nuevo invadiendo mi cuerpo.

Se remueve incómoda en la silla y desvía la mirada, se supone que si me ama debió haber estado junto a mi desde el segundo en que supo que estaba en coma. Eso hacen las madres, corren hacia sus hijos cuando su vida peligra.

—No supe que hacer, temía verte morir o estar allá y saber que te habías ido, el miedo me hizo estúpida. Y realmente lo siento, bestia.– Sonríe minúsculamente.—Lamento no haber estado para ti todo este tiempo.

¿Y ya está? las personas son demasiado tontas, creen que un "lo siento" o un "perdón" arregla el daño que hicieron. Toda acción tiene su reacción, y quien lo provoca lo debe remediar, se debe demostrar que realmente se arrepienten, no con palabras sino con hechos. Algo que indique que realmente están dispuestos a no provocar la misma reacción.
Suspiro, para un hijo o hija es difícil ver como su madre se interesa más por un hombre que por él o ella, se siente como si...fueran un estorbo.
Yo me sentía, es más, me siento así.

—Eso no justifica nada, madre.– Hasta yo me asusté ¿Alguna vez alguien habló tan fríamente como yo lo acabo de hacer? ella se soprendió.

—Has madurado mucho, Lauren.

—No gracias a ti ni a papá, sino a las pruebas que la vida me ha puesto.

—Y me arrepiento de ello.

NarcotraficanteWhere stories live. Discover now