☑ Capítulo 4

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10

ASESINO

El grito extrañamente agudo de Chace hizo que todos se levantaran y mientras este seguía agitado James, aún con los ojos cerrados soltó una carcajada que pronto se apagó rápidamente al verlo bañando en sangre mientras se alejaba del cuerpo que yacía a su lado. Luego de procesar aquella escena se acerco al cuerpo pálido de Alex, que donde estaban sus ojos ahora yacía un hueco oscuro y profundo. Al lado de su cabeza se encontraba la misma palabra que estaba en su carta escrita con su propia sangre y un cigarrillo a medio terminar. James rompió una parte de la remera del frío cadáver de Alex y con ella vendó los ojos del joven.

 - ¿Me van a ayudar o se van a quedar ahí parados? - Soltó sosteniendo las manos del cuerpo. Chace se acercó lentamente y tragando su disgusto tomó los pies de Alex y juntos lo movieron al lado de Megan, Pero el olor a podredumbre obligo a los jóvenes a salir de aquella escena teniendo arcadas y tosiendo sin parar. 

Apoyó sus manos sobre sus rodillas, y se limpió la boca con su antebrazo, miro hacia los demás y diviso a Chace, quien, al parecer, su corazón de hielo y su ego, no había podido superar aquella escena. Pero en ese momento, James, se encontraba fuera de sus cabales, el pelinegro era el asesino, y no iba a dormir otra noche con él a su lado. Dando zancadas, se acercó a Chace, y lo tomo por el cuello, levantándolo del suelo y pegándolo a la pared que estaba a sus espaldas.

- Maldito asesino – Lo apretó aún más.

- James, por favor, y-yo no lo hice – Sara por un momento se vio complacida al ver aquel teatrillo.

- ¡Pruebalo! – Golpeo su cabeza el duro metal.

- ¡Alex era mi mejor amigo! – Exclamo desesperado.

- No lo parecía, ahora que sabemos que eres el maldito asesino... ¡Y que no solo mataste a Alex, sino seguramente también a Megan!

- ¿Cómo lo vas a comprobar? ¡¿Eh?!

- No estás en posición de gritarme. Estas lleno de sangre imbécil, además el único que tenían los malditos cigarrillos eras tu.

- Bien, pero dime, como lo mate sin que el luchara, ¡Dime! ¡Y si quisieran que no me descubriesen ¿para que dejaría evidencia que me culpara?!

- Pudiste haberlo golpeado

- ¡¿Con qué?! – El atacante suspiró, tenía razón.

- James era mi mejor amigo...

- Era, tú mismo lo dijiste – Chace no respondió, pero, James, pudo percibir en sus ojos que no mentía y sin más lo soltó.

 Las cinco personas restantes volvieron a sus lugares, pero más alejados uno de otros. Chache, aún algo asustado pero con el ego aun por las nubes se acercó a Josh y le reclamo la ropa limpia que este tenía. El joven adormilado solo asintió no le importaba en lo absoluto. A pesar de todo, ningunos de ellos sentía algún tipo de remordimiento y eso era lo que más asustaba a quienes los observaban. 

 Nuevamente el Maestro tomó la lista y tacho otro nombre, estaban a un paso más de la repuesta.


11

HOMBRE

Joselyn no podía evitar sentirse nerviosa el Maestro había cambiado luego de las últimas revoluciones. Llevar a cabo sus proyectos se había vuelto más difícil.

Desde que el gobierno central había caído el mundo y la humanidad se había descontrolado. Las ciudades estaban destruidas, las personas ya no eran bondadosas y no existía ni una pisca de arrepentimiento en ellas. Pero la pregunta que el Maestro y ella se hacían constantemente era ¿Por qué? ¿Qué había hecho mal? Hasta que una tarde lluviosa llego a la puerta su respuesta un anciano, calvo y claramente encorvado les pedía ayuda, Joselyn sin dudarlo abrió la puerta y el anciano entro a su casa sin ser invitado pero antes de que ella pudiera reclamar este cayó al suelo.

Los siete pecados capitalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora