Capitulo 11: No pensaba presumir con lujos

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Capitulo 11: No pensaba presumir con lujos

Claire

Sentía que el airé no llegaba a mis pulmones y mis manos sudaban más de lo normal. Todo era debido a los nervios que invadían mi cuerpo.  Desde que desperté no he podido probar bocado y tengo miedo a desmayarme en plena cita.  No es que quiera llamar la atención, pero no quiero pasar un momento tan vergonzoso.

Había pensado ponerme la ropa más fea que tenga en mi armario, pero tampoco quiero que la gente me vea como una pordiosera. ¡¿Qué hago?! Puedo llamarlo y decirle que estoy muy enferma o que mi madre me necesita o que mi hermana no tiene quien cuide a mis sobrinos, pensaba una y otra vez dando vueltas por toda la casa.

James había llegado ayer, me lo hizo saber por un mensaje de texto. ¡Como si me importara! Yo solo quería que se quedara en Tennessee y me enviará mi tarjeta de memoria por servicio postal. ¿Por qué no hizo eso? ¿Para qué quiere salir conmigo?

Solo faltaba dos horas para la cita y me di un baño de sales para relajarme que no me resulto para nada.  Salí envuelta en la toalla y comencé a secarme el cabello para luego alisármelo. Después de haberlo hecho escogí un vestido azul oscuro un poco más arriba de las rodillas. El vestido era de mangas anchas llegando hasta mi pecho con un escote en uve. Por debajo de mis pechos era ceñido y hacia abajó era suelto. Me aplique polvo, delineador y labial rojo, pero al mirarme en el espejo me vi demasiado arreglada así que me quité el labial que era lo más que resaltaba.

¡No quiero ir! ¡Maldita seas James! Iba soltando improperios por toda mi habitación hasta que sonó el timbre. ¿Por qué le di mi dirección? Camine decidida de dañar está cita y así nunca me   invitaría a salir nuevamente.  Me paré frente a la puerta y respire profundamente para luego abrir.

El airé se me quedó estancado en mi garganta y no pude evitar mirarlo muy bien.  James lucía guapísimo ni siquiera podía negarlo y si lo hacía me daría contra la pared por embustera.  Lleva un pantalón negro y una camisa roja de botones manga larga doblada hasta los codos. Su pelo rubio estaba peinado como siempre hacía arriba y sus ojos azules brillaban más de lo normal.  Él no dejaba de mirarme embobado y al fin me sonrió. Fue una sonrisa tan hermosa que cualquier mujer hubiera caído rendida a sus pies, excepto yo claro está.

—Estás impresionante — dijo en un susurro y yo sentía ponerme colorada. ¿Desde cuándo un halago me pone así? ¡Estúpido James!

—Gracias — dije saliendo y cerrando la puerta detrás de mí y él todavía seguía quieto mirándome.

— ¿Nos vamos o te vas a quedar ahí mirándome como idiota? — pregunte frunciendo mis labios y él negó sonriendo.

—sabes he extrañado tú sarcasmo y mucho más tus groserías — respondió con una sonrisa y me hizo señas para que caminara al frente.

Íbamos en silencio por el largo pasillo blanco y entramos al ascensor donde no me atrevía a voltear la cabeza para mirarlo.  Lo escuche suspirar varías veces hasta que abrió el maldito ascensor.  Llegue a pensar que nos quedaríamos estancados porque hace unos días la vecina de la planta baja se quedó encerrada.  Yo me moriría si eso me sucede a mí, no quiero ni pensarlo.

Llegaré a tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora