Capítulo 22

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Capítulo 22

La oficina de aquel lugar se sentía muy fría. Louis no había mencionado palabra alguna después de su ducha terminada con un orgasmo. Estaba sentado en una de las sillas frente al escritorio de Dustin y movía sus piernas con nerviosismo.

Harry lo miraba atentamente y pensaba en lo afectado que su novio parecía al tener que estar ahí. Ese día en especial se sentía más decaído que nunca. A veces la vida lo hacía sentir como un miserable, le dolía todo el cuerpo y lo único que podía imaginar era una gran dosis de heroína que calmara su dolor. No entendía por qué, a simple vista todo estaba bien, tenía a Louis a su lado y eso era lo único que necesitaba.

Para él, Louis era una especie de heroína. Lo tranquilizaba, lo relajaba y al tenerlo se olvidaba de cualquier demonio que atormentaba sus adentros. Pero eso ocurría algunas veces, en otras él sólo sentía la necesidad de gritarle, de maltratarlo y de reprocharle todo el daño que le había hecho.

Se sentía un maldito egoísta. Cuando Louis se fue no hizo daño más que a unas cuantas personas, sin embargo, el daño que Harry había hecho era mucho más grande a cualquier daño que alguien en sus cortos años de vida pudiera hacer.  

Piensas y tratas de encontrar alguna explicación...sin embargo todo te recuerda a la realidad, la verdad era que lo que Harry sentía por Louis no era algo común. No había palabras para describir lo enfermo, lo insano que sentía ese sentimiento.

No se atrevía a mirarle los ojos. No quería demostrarle lo mucho que él lo debilitaba.

Y es que la verdadera razón por la cual él amaba tanto a Louis, era porque a pesar de que le había dado demasiados motivos para odiarlo, éste continuaba amándolo.

Harry quería vomitar el amor, quería arrancárselo de la piel, justo de la manera en la que había arrancado el triángulo que significaba su amor. Quería molerlo a golpes para así estar seguro de que éste había dejado de existir.

Se encontraba entre dos espejos que no reflejan lo mismo, que reflejan mentiras y verdades como si fuesen charcos de sangre y lodo. Lo reflejan tras un demonio tan atroz, tan temido y tan poco importante a la vez, que también era el más encantador, el más querido y el más irrespetuoso: Louis.

Éste lo había estado matando de una manera lenta y dulce... justo como la droga. El amor es eso, algo destructivo, como un huracán, se lleva todo a su paso y te deja con los restos de algo que por más que trates de reparar, después de un tiempo te das cuenta que todo ha terminado y que de alguna manera, tú tienes que aceptarlo.

Y entonces... ¿comprendes por qué los huracanes tienen nombres de personas?

Hacía mucho tiempo que había comprendido que el "para siempre" no era más que una estúpida frase de ficción.

Estaban en el horrible lugar donde Louis había tenido que bailar días antes, el mismo en donde habían decidido ponerle fin a su guerra y manifestar el amor que yacía dentro de sus cuerpos y palpitaba ansioso por salir.

Louis tenía la mirada perdida y su nerviosismo cada vez se hacía más evidente. El rizado lo miró y poco a poco fue acercándose más hacia él. Colocó su brazo sobre los hombros del chico y le regaló una sonrisa, éste se la devolvió sin muchos ánimos y pronto volvió a desviar su mirada.

Se sintió como una mierda. Ese chico era su maldita vida y verlo tan afectado le dolía. —¿Qué ocurre, bonito? —Le preguntó sin poder evitarlo.  

Louis bajó la mirada y sonrió al mismo tiempo que negaba con su cabeza. —Nada, no ocurre nada, Harry.

Sentía como si sus mentiras se colaran entre sus huesos y los rasparan de manera agresiva. En realidad no eran las mentiras lo que le molestaba, era la manera en la que la realidad era negada de una forma tan desvergonzada. Odiaba que Louis le mintiera.  —¿Y entonces por qué luces tan nervioso?

Despues De Ti, Cowell Academy 2da Temporada. (Larry Stylinson) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora