Capítulo 4

674 40 1
                                    

Entramos a un bar no muy lejos del restaurante, y el parecido es extraordinario, no dudo que tengan el mismo dueño. Christian me lleva a la barra y pide dos copas de vino blanco.
El barman nos sirve y se aleja. Mientras Christian se saca el saco y la corbata. Tomo un sorbo de vino y es muy bueno, entablamos una conversación bastante fluida, Christian se encarga de abarcar todos los temas y para mi sorpresa la estoy pasando muy bien, en más de una ocasión estalló en risa por las ocurrencias de Christian, y el también, aunque creo que esta tan sorprendido por mis bromas hacia su persona que eso es lo que lo hace reír.
Llevamos la cuarta ronda de bebida, cuando en un oportuno ataque de risas mio, el me toma por la cintura y me acerca a él, y ahí está otra vez esa electricidad palpable, le sonrió abiertamente y el me devuelve la sonrisa.

- Creo que cada vez me gustas más -me dice sin apartar la mirada.
- Y yo creo que empiezas a caerme bien- le digo entre risas.

Me sonríe y me da un casto beso en la mejilla, pero no me suelta, prácticamente estoy sentada sobre sus piernas, me alejo un poco pero siento que él no pretende soltarme, permanecemos un rato así, sin decir nada mientras él acaricia mi espalda de arriba a bajo, nose cuanto tiempo pasa cuando miro mi teléfono y veo la hora.

- Creo que es hora de irme- le digo- mañana tenemos que trabajar.
- Así es- pero por uno momentos se queda inmovil- vamos- toma mi mano y salimos hacia la calle, caminamos hacia el estacionamiento del restaurante sin decir palabra. Cuando entramos Taylor baja del automóvil para abrirnos la puerta, pobre hombre es que estuvo esperando acá toda la noche? Subimos y nos acomodamos mientras Taylor se pone en movimiento hacia mi departamento, cuando aparcamos fuera, Taylor baja por una señal de Christian.

- Ana me prestas tu teléfono.- Lo saco y se lo doy, el marca unos números y me lo devuelve- Ese es mi numero- y es lo único que dice.

Se acerca a mi cara pero no me besa, solo espera, y se que quiere que yo lo aga, pongo mi mano suavemente en rostro, lo contempló y lo acarició, cierro mis ojos y lo beso, un beso suave prolongado siento como se retuerce a mi lado se acerca más a mi y me corresponde con la misma suavidad, seguimos así un rato basándonos lentamente, y siento como mi piel quema cada vez más, me separo antes de que pasemos a otra cosa en el asiento trasero del auto. Lo miro y puedo ver que no me estaba equivocado.

- Nos vemos- es lo único que puedo articular, y bajo antes de que diga nada.

A pasado más de tres semana desde la última vez que vi a Christian, me ha mandado flores, pero no he respondido su atención. Kate a estado insistiendome en que salga con ella, pero no lo he echo sabiendo que es para que me encuentre con él, resulta ser que no sólo es un empresario, sino uno de los multimillonarios más cotizado del país, y no estoy preparada para hacerle frente a las consecuencias que eso acarrea. Y tampoco se que es lo que va a querer él conmigo, la verdad es que solo quiero salir con alguien común y corriente, hacer tonterias, besarnos descaradamente, y muchas otras cosas sin estar en el ojo público. Y eso es lo que me he propuesto hacer.

- Ethan, sales conmigo esta noche?- le digo algo ansiosa.
- He quedado con unos amigos Ana- me dice encogiendo sus hombros.
- Esta bien
- Mira si quieres puedes venir con nosotros - me dice al ver la decepción en mi cara.
- Esta bien,  no quiero molestarte - le doy una media sonrisa.
- No me molestas Ana, pero no te aseguro que vallan a gustarte mis amigos, ellos no se comportaran bien solo porque haya una mujer entre nosotros - se ríe.

Decidida a ir con Ethan, me he puesto mi mejor ropa, un vestido demasiado corto para llamarse así, ceñido al cuerpo, me he dejado el pelo suelto, pero lo he batido un poco, como me enseñó Kate, un maquillaje medio gótico y unos tacones de infarto. Esta noche es todo o nada. Me he cerciorado de que Ethan no le dijera a Kate donde estaríamos, no quiero que me sabotee la noche. Una ves lista me miró en mi espejo de cuerpo entero, y sí lo he logrado.
Un silbido de Ethan confirma que me he vestido para matar. Tomo un abrigo un bolso y salimos.
Los amigos de Ethan son unos descarados, sus comentarios no tienen fin, aunque eso me ha echo reír en más de una ocasión, hemos ido a una discoteca en inauguración, parece tener potencial. Hacemos fila, la cola es interminable, esperamos unos 30 minutos hasta por fin entrar, la vista es estupenda, es muy chic, y eso ya me gusta, dejó mi abrigo en el guardarropa y nos adentramos, miradas me siguen en varias ocasiones hasta la barra, Ethan se acerca a mi.

Anastasia Steele Donde viven las historias. Descúbrelo ahora