Capítulo III: Poder, Corrupción y Boberías

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—No sé cómo acepté hacer esto...—Jake se quejó murmurándole a Sarah, en medio de la noche, mientras los dos jóvenes ingresaban a Hopewell High.

—Aceptaste esto porque si no, te delataría con agencia de narcóticos...

—No les tengo miedo a esos payasos...

—...y la Mafia Rusa...

—Como decía, ¡siempre estoy dispuesto a ayudar a una amiga!

Sarah requería de los servicios de Jake y su enorme capacidad para ingresar en cualquier propiedad; la duda de la joven con el director se empezaba a acrecentar al punto de volverse obsesión, y no era para menos: una pintura homoerotica, una lluvia de carnes frías polacas y justo ayer, cambiar la gasolina del auto por Mountain Dew, y el director LaFointaine no levantó ni siquiera frunzo el ceño ¿de dónde venía? ¿Qué acaso estas cosas eran "normales" en su pueblo de origen? Solo había una forma de averiguarlo.

Después de abrir los candados de la puerta de entrada, y después de la puerta del archivo, los documentos acerca de este hombre estaban al acceso de Sarah.

—Vamos a ver quién es realmente el Director LaFointaine...

—Sarah ¿No pudiste simplemente revisar su página de Facebook o algo así?

— ¡Eso no...se me había ocurrido! ¡Pero ahora es tarde para retroceder!

Sarah tomó una carpeta con el nombre del educador en cuestión, y sin perder más tiempo, y con ayuda de una linterna miniatura, comenzó a leer.

—Lugar de nacimiento...Calgary...titulo en Educación...edad: 45 años...

Sarah continuó leyendo ese expediente, pero no encontró nada particularmente anormal; simplemente un trabajador de la educación común.

— ¿Ya podemos irnos? Llevo medio año de no volver de nuevo al centro de detención juvenil y planeo continuar así hasta completar el año entero.

—Supongo que si...

Con la discreción de un equipo SWAT, ambos jóvenes salieron de los terrenos de la escuela sin dejar pistas ni pruebas que los pudieran inculpar en una corte, y mientras Jake y Sarah practicaban sus habilidades de ingresar a zonas prohibidas, Allyson estaba perdida en sus pensamientos, en su cama mirando al techo, soñadora, ilusionada...

...Y completamente asqueada de sí misma.

— ¡Por Joy Division! ¿Qué rayos me pasa? Yo no soy así...—Allyson pensó, pero por cada momento de cordura, tenía uno de perdición en su propio mundo de fantasías...

Ella guardaba aquella nota debajo de su almohada, y constantemente la veía, la leía, la releía, la guardaba y la volvía y sacar; una rutina de tonterías que tanto criticaba cuando lo veía en la televisión o lo leía en alguna novelita rosa de adolescentes retrasados e idiotas, como esta...situación.

Claro, cuando se trata de lidiar con amoríos y con chicos, Allyson conocía a alguien quien la podía ayudar con su sabiduría: no era Jake, no era Sarah, no era su madre Colleen...era la innombrable: la persona que durante catorce años volvió su vida imposible, y ahora necesitaba de su consejo...

—No puedo creer que vaya a caer tan bajo  —Allyson se dijo así misma muy apenada mientras encendía su móvil y lo alistaba para enviar un mensaje...

"¡Jessie! Es tu hermanita; háblame cuando puedas. Ciao."

Y con solo enviar el mensaje, Allyson ya se sentía mucho más sucia; tanto tiempo que había esperado para que ella partiera a la Universidad, y ahora necesitaba algo de ella.

El Club de HopewellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora