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𝐂𝐨𝐫𝐧𝐟𝐢𝐞𝐥𝐝 𝐂𝐡𝐚𝐬𝐞 – 𝐇𝐚𝐧𝐬 𝐙𝐢𝐦𝐦𝐞𝐫

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𝐂𝐨𝐫𝐧𝐟𝐢𝐞𝐥𝐝 𝐂𝐡𝐚𝐬𝐞 – 𝐇𝐚𝐧𝐬 𝐙𝐢𝐦𝐦𝐞𝐫

Nada.

ㅤTodo era demasiado y nada en aquel lugar, ni siquiera podía decir que sentía frío, calor o algo en concreto porque, siendo franco, no percibía algo nítido y separado, era todo un cúmulo de estímulos unificados en su propia experiencia. Había pasado en una monotonía desde que tuvo acceso a una conciencia, el cuerpo no se sentía cuerpo sino exterior, todo era él y él era todo, no sabía dónde acababa o empezaba, no había algo con lo que compararse, era eco, infinitud, vacío, penumbra e  incuso el abandono en medio de una lúgubre existencia

ㅤ¿Alguien que nace en medio de lo gélido identifica qué es el frío?

‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Ya era costumbre viajar entre las penumbras sin saber qué era aquello, sin preguntarse demasiadas cosas, existiendo porque sí, sólo mirando a aquella impenetrable infinitud, movía su cuerpo por el ambiente sin un rumbo fijo más que el de saberse poseedor de un juicio sin sentido, cargándolo como si fuese una maldición. Nadaba entre mares oscuros, rodaba entre fragmentos del espacio sin importarle si estos chocaban contra sí, no los sentía en absoluto.

‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Siempre fue de esa manera.

‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Anduvo entre nebulosas, sólo sabía que lo eran ya que la densidad en ellas era distinta, podía sentirlas. Durante sus primeras experiencias —quizás los primeros milenios— jugó percibiéndolas entre sus extremidades, si bien nunca fue niño ni tampoco adulto, sí ganó experiencia conforme viajaba en el tiempo de su estancia, ello le formó un caracter específico, al estar tanto tiempo en la soledad dejó de curiosear, de sentirse atraído por existir. Podía ir al pasado y viajar al futuro estirando el manto sobre el que caminaba, aunque no le encontraba sentido, atrás y delante era igual, la misma ennegrecida permanencia existía. 

‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Siempre fue así.

‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Ser en algo inexistente, ese era su destino inequívoco, uno que le dolía cargar. El seno del que fue expulsado no parecía haberlo recordado, simplemente lo había abandonado, no tenía siquiera el poder de evocar de dónde venía, mucho menos poseía a alguien para preguntarle el por qué de su presencia en aquel manto sin esquinas ni finales. Nunca se detuvo en su andar, sus extremidades podían estar inflamadas de todos los pasos y movimientos... pero no tuvo oportunidad de saberlo, no tuvo interés ni reparo en ello.

‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Los primeros siglos fueron los más bellos, aún en la plena oscuridad recuerda jugar infantilmente, reía por motivos desconocidos y absurdos como sentir el polvo del ambiente sobre su cuerpo, de momentos también usaba su voz, emitía ecos a la nada que se devolvían en ráfagas de vibraciones, mismas que percibía con el soma entero, cerraba los ojos sintiendo paz desconocida y a la vez una soledad inquietante, emociones que le causaban conflicto y que, por lo mismo, dejó de ahondar con ellas, las suprimió tanto como su capacidad de ver.

génesis | ymWhere stories live. Discover now