01.

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Salí de mi clase de álgebra soltando un suspiro largo. Por fin había terminado el trabajo del medio parcial y me había sacado una nota considerable. Sentía que todas las preocupaciones que tuve en un principio se estaban disolviendo al pasar del semestre.

Por fin iba a poder comer el almuerzo a gusto, sin que este me cayera pesado. Y podría disfrutar de los viernes de postre de jengibre.

Acomodé las correas de mi mochila al hombro y empecé a caminar en dirección a mi casillero. Necesitaba algunas cosas para una clase extra que tenía e iba a dejar algunas que ya no necesitaba.

Abrí mi casillero y de él cayó una pequeña nota. La caligrafía era un poco extraña y poco peculiar.

En él había escrito una pequeña oración que me hizo sentir incomoda. Atrás de ella también había una tira de goma de mascar.

"Me agradas, y eso que no te conozco del todo :)

-CL"

Por supuesto que no me molestaba agradarle a alguien. Pero tenía una manía con malinterpretar todo. Las notas anónimas eran siempre una señal de acoso por parte de una segunda persona.

Dio un respingo y mi corazón se aceleró cuando alguien a mis espaldas colocó su mano en mi hombro.

Gire mi cabeza para encontrarme con el mismo chico que estaba en detención el lunes de esa misma semana. Ten, el chico de nombre largo.

― ¡Hola!― Su sonrisa era lo más llamativo en su rostro.― Kim Gaeul ¿Cierto?

Me giré por completo y el quitó su mano de mi hombro a causa del movimiento. Asentí a su cuestionamiento y su sonrisa se ensanchó.

―Soy Chittaphon, Chittaphon Leechaiyapornkul.― Su acento parecía extranjero. Sin embargo, su coreano era fluido.― Mi nombre es extremadamente largo ¿no es así?

Asentimiento, de nuevo.

La gente no se acercaba a mí por muchas razones. Una de ellas era por qué nunca encontraban un tema de conversación conmigo. Era difícil para mí hacer notar mis pensamientos en voz alta y casi nunca hablaba con alguien. Incluso algunos de mis compañeros de clase pensaron que era muda. Sin embargo no lo soy, soy una persona de mente ruidosa.

Él vio la nota que tenía en mi mano e inclinó un poco su cabeza, tratando de leer lo que decía.

―Al parecer a alguien, aparte de mí, le agradas.― El me miró directamente a los ojos y una sonrisa apareció de nuevo en su rostro.― La maestra Haneul pidió que la fueras a ver a su oficina. Nos vemos.

El empezó a caminar en dirección contraria a mí. Me dejo un poco desconcertada, sin embargo, el regresó rápidamente hasta donde estaba yo.

―Disculpa, viendo que estas un poco ida o decepcionada... La verdad es que no sabría cómo expresar tu mirada. ¿Crees que podrías darme la goma de mascar que tienes en tus manos?― Miré la nota y di vuelta a la misma. La goma de mascar segundos antes no estaba a la vista de nadie.― Solo si quieres. Tengo un poco seca la boca, sería de gran ayuda.

Estaba muda.

¿Cómo diablos sabía él de la goma de mascar? Solo yo la había visto.

¿Será que él es...?

― ¡Chittaphon!― A lo lejos se escuchó un grito agudo y luego de esto varias chicas estaban alrededor del chico de linda complexión. Estas mismas me empujaban lejos de la escena inconscientemente.― Te trajimos un poco de postre de jengibre. Últimamente te gusta mucho ¿No es así?

Bien, de ahora en adelante le diré sonrisitas.

Sin darme cuenta, me había quedado viendo directamente hacia el lugar en donde estaban. Ten se me quedó viendo y me regaló la tercera sonrisa en el día.

Él recibió con una sonrisa el postre y algunos regalillos más que le hicieron las chicas. Después abrió la envoltura de uno y me lo ofreció.

― ¿Quieres un poco? Ellas son buenas eligiendo golosinas.― Otra sonrisa. Sin embargo negué, las miradas asesinas que estaba recibiendo me obligaron a hacerlo, a pesar de que el postre se veía tan fascinante y delicioso.

Me volteé hacia mi casillero, mismo que permanecía abierto y seguí con lo mío. Después de un rato sentí como las chicas se habían ido y Ten se colocó a un lado de mí, recargado en los casilleros.

―No eres de muchas palabras ¿Cierto?― Él empezó a analizarme y después una sonrisa apareció en su rostro. Si, el apodo de sonrisitas le queda bastante bien.― Por pura casualidad ¿Eres muda?

Negué por segunda vez y en su rostro apareció una expresión confusa.

―No soy muy sociable, y a veces me pongo nerviosa con las personas. Siento si parezco grosera, no es algo que pueda evitar.― Bajé mi mirada y empecé a sonrojarme. Era normal en mí, normalmente no hablaba mucho con las personas.― Mi nombre es Gaeul. Mucho gusto.

― ¡Woah! ¡Puedes hablar después de todo! Qué linda.― Él jaló levemente mi mejilla, como si nos conociéramos de años.― Tus mejillas están rojas.

―Sí, lo sé.― Tomé su mano y la quité de mi cara. Si continuaba, podría terminar confundiéndome con un jitomate.

―Entonces... ¿No quieres un poco?― El abrió la envoltura de un bollo relleno y me lo ofreció. Se miraba apetitoso, sin embargo, no me sentía con la confianza como para tomarlo.― ¿Te gusta el chocolate? Por favor, no te quedes muda de nuevo.

―Sí, me gusta el chocolate y no gracias. No quiero ser molestada por tus fans.― Señalé discretamente con mi cabeza en dirección hacia dónde las chicas que previamente habían invadido mi espacio estaban.

―Oh, ellas.― Él sonrió y las volteo a ver.― No son mis fans. Son amigas de mi hermano mayor.― El miró su bollo y le dio una mordida. Me pareció gracioso como sonrió saboreando el pequeño bollo.

Mi sonrisa no tardó en hacerse presente y él me miró sorprendido

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Mi sonrisa no tardó en hacerse presente y él me miró sorprendido. Rápidamente puse una cara seria y empecé a avergonzarme.

― ¡Puedes sonreír después de todo!― Se acercó más de lo debido a mí y me sentí cohibida. Este chico no entendía del espacio personal ¿cierto?

Él se alejó cuando alguien empezó a jalar su oreja y sus quejidos se hicieron presentes. Era la maestra Haneul.

―Te dije que le hablaras a Gaeul, no que te pusieras a coquetear con ella. ¿Cuándo vas a entender?― La maestra dijo aquello y empezó a caminar, llevando al chico a rastras a lado de ella.― Gaeul, necesito tu ayuda con un papeleo. Sígueme por favor.

¿Cuál era la diferencia entre ese chico y yo? Ambos teníamos un castigo. Uno menos pesado que el otro, pero lo teníamos.

Detention» TenWhere stories live. Discover now