5º Capitulo - La fiesta

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Sobre las ocho nos habíamos ido de la playa para ir a preparar la cena. Dani y yo no habíamos vuelto a hablar desde que me fui del agua mientras el seguía hablando con Cris.

Había cambiado mis tareas con Mireya para así no tener que enfrentarme a Dani, no me había enfadado con él, pero si que estaba molesta.

La cena acabó pronto para así poder empezar cuanto antes con la fiesta. ¿Quien se cambiarían para una fiesta dentro de casa a la que solo van a ir sus amigos? Pues nosotros. Una fiesta es una fiesta, además yo tenia ahí al chico que me volvía loca. Además la fiesta solo empezaba en casa, lo que no quería decir que también acabara allí, luego saldríamos por los alrededores.

Normalmente no daba mucha importancia a eso de arreglarme, haber entendedme, me arreglaba mas que para ir con mis amigos o para ir al instituto, pero no era un cambio notable.

Esta noche eso iba a cambiar. Tenia que abrir bocas a mi paso, tenia una rival y no estaba dispuesta a perder, por eso dejé a mi estilista personal, osea Mireya, que se encargara de todo. Como había acordado con ella me sacó el vestido de mi maleta y los zapatos de tacón.

El vestido era verde al que le pondría un cinturón negro debajo del pecho. No era un vestido formal, pero con el toque del cinturón lo parecía un poco mas. El vestido era de palabra de honor, muy vaporoso lo que le hacia ideal para un día tan caluroso como el que habíamos tenido hoy y no muy largo lo que lo hacia aun mas perfecto.

Como siempre llevaba el pelo liso Mireya decidió que ya era hora de cambiar un poco, así que me hizo rizos. Al principio dudé un poco, porque a lo ultimo que quería parecerme era a Rizitos de oro, pero al ver el resultado y comprobar que no me parecía a ella ni de lejos respiré tranquila. Ahora solo quedaba el maquillaje, Mireya resaltó mis ojos con delineador negro y un poco de rimel, un poco de base para unificar mi tono de piel y para terminar un poco de gloss.

Me levanté de la silla en la que estaba sentada y me fui al pasillo donde había un espejo enorme. Miré el resultado de todo los cambios que había hecho mi mejor amiga en mi y hasta yo me sorprendí. Se podía saber que era yo, así que no había sido un cambio enorme, pero los pequeños cambios que había en mi hacían que me viera mas mayor, me sentía incluso mas sexy, mas segura.

Solo quedaba esperar las reacciones de los demás y cruzar los dedos para que a Dani también le gustara el cambio, porque al fin y al cabo lo había hecho en parte por él.

Ana, Lucia y Mireya ya estaban preparadas así que empezaron a bajar las escaleras para encontrarse con los chicos que ya llevaban un rato en el salón. Ni siquiera nos habían esperado para empezar la fiesta, porque desde donde me encontraba podía escuchar la música y como se reían mientras hablaban de vete tu a saber que.

- ¿No vienes? - me preguntó Mireya parándose en la mitad de la escalera.

- Si, vete bajando tu, todavía me tengo que poner las sandalias.

- No tardes - dijo giñandome un ojo y con eso mi mejor amiga después de bajar las escaleras desapareció al entrar en el salón donde nuestros amigos nos esperaban.

Fui a la habitación donde habíamos estado las chicas preparándonos y encontré mis sandalias negras de tacón encima de la cama. Me las pusé y fui a encontrarme con mis amigos rezando por no matarme al bajar por las escaleras.

Hasta que no terminé de bajar la ultima escalera no subí mi cabeza para mirar al frente. Me separaban unos pasos del salón. Respiré profundamente y andé como si no quisiera la cosa, como si no hubiese ningún cambio en mi.

La respuesta no tardó en llegar, según iba entrando en la sala pude oír silbidos, aplausos, gritos de asombro y hasta para mi satisfacción personal bocas abiertas. Con silbido, con cada aplauso me iba poniendo cada vez mas roja y al mismo tiempo una risa nerviosa salia de mi. No me salia la voz para decirles que pararan de una vez.

La decisión del corazónWhere stories live. Discover now