Capítulo 28

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–¿Por qué no me cuentas qué sucedió? –Cameron cruzó sus brazos y Nina elevó sus ojos castaños hacia él. Sonrió–. ¡Nina!

–¿Qué pasa, Cameron? –inquirió con inocencia.

–Nina, sé que algo sucedió cuando fuiste a la ciudad –intentó Cameron y ella asintió–. ¿Por qué no me dices qué fue?

–Ten paciencia, Cameron –rió. Él puso los ojos en blanco–. ¿Qué?

–Te empiezas a parecer a él... eso no me gusta.

–¿A quién? –Nina se desentendió del tema–. ¿Cómo estás llevando tu ruptura con Kristen?

–Bastante bien, considerando que ha pasado apenas dos semanas –suspiró y se pasó una mano por el cabello–. Aún me cuestiono.

–¿Estás reconsiderando la decisión?

–No. Aún me cuestiono por qué pensé que estaba listo.

–Ten calma. Lo sabrás –Nina estrechó su mano con una sonrisa–. Cameron.

–¿Sí? –sus ojos azules se clavaron en ella.

–Estarás bien –aseguró besándolo en la mejilla.

–Espero que tengas razón –rió Cameron y escuchó el timbre–. Iré a ver quién es.

Nina asintió y lo miró alejarse. Ya tenía todo planeado. Primero debía hacer lo que quería hacer, sin contarle a nadie que pudiera evitarlo. En unos días, tomaría un vuelo hacia donde estaba Caleb y se quedaría el tiempo que él estuviera por allá. Después de esas vacaciones, regresarían y hablarían con todos. Pero lo harían juntos.

–Claro. Está aquí –contestó Cameron extrañado. Nina elevó sus ojos castaños y su corazón se aceleró al ver a Caleb ahí, en el pasillo. Él sonrió fugazmente en su dirección.

Se incorporó y caminó hacia Caleb, sorprendida por su presencia. Resistió el impulso de echarse en sus brazos.

–Le avisaré que viniste... –Cameron miró a Nina–. Caleb viene a ver a mamá.

–Oh –Nina arqueó las cejas con sorpresa–. Hola, Caleb.

–Hola, Nina. ¿Aún no tienes casa? –soltó en tono burlón. Ella reprimió una sonrisa. Cameron los miró sin entender y se alejó–. Espera –murmuró Caleb, tomando la mano de Nina cuando abría la puerta de la casa–. ¿A dónde vas?

–A mi casa –contestó intentando parecer seria, pero no lo consiguió–. ¿Qué haces aquí?

–Te lo explicaré más tarde –Caleb la atrajo hacia sí y la besó rápidamente, pero con gran intensidad–. ¿Comes conmigo?

–¿Me estás invitando a una cita, Caleb? –se burló Nina.

–Podríamos decir que sí. Aunque tú ya eres mi novia, Nina.

–Caleb, que presuntuoso eres –negó levemente, disimulando una sonrisa cuando Cameron se acercó. Caleb soltó su mano.

–Te está esperando, Caleb –anunció Cameron. Los miró alternativamente–. ¿A dónde vas, Nina?

–A casa.

–Te acompaño.

–No es necesario, Cameron.

–Por supuesto que sí. Vamos –él abrió la puerta y Nina pasó. Caleb se alejó por el pasillo–. ¿Qué fue eso?

–¿Qué fue qué? –Nina continuó caminando mientras Cameron cerraba la puerta.

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