Capítulo 23

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Nina inspiró varias veces y dejó que la brisa fría que corría bañara su rostro. Tenía que calmarse. ¿Qué rayos había sucedido ahí adentro? No era nada extraordinario, nunca había pensado que Caleb estaría eternamente soltero, ¿no?

Y, ¿por qué le importaba si no era así? ¿Qué si él había decidido volver con su ex novia que tanto había querido?

"Yo ya estuve enamorado, Nina. Y no vale la pena" –sus palabras resonaron en su mente con tanta claridad como si las estuviera escuchando en ese instante. Y dolió. Sintió como atravesaban su corazón con absoluta nitidez, porque temía que él realmente lo pensara.

Era de lo más irónico que ella, de entre todas las personas, no lo entendiera. Sí, ella lo comprendía. Pero no con Cameron, como supuso Caleb. Empezaba a entenderlo... con él. Con Caleb. ¿Por qué con él? Quizá, solo tal vez, estaba enamorada. De él.

–Nina... –Cameron le colocó las manos en los hombros con suavidad–. ¿Estás bien?

–No –pronunció en voz baja, suspirando–. ¿Cómo ha sucedido esto?

–¿Qué exactamente? –sonrió levemente Cameron–. ¿Qué sucedió?

–Todo esto, Cameron –Nina lo miró triste–. Pensé que... ¿cómo puede todo cambiar en unos cuantos meses? Yo te amaba, Cameron.

–¿Y ya no? –ladeó su rostro para mirarla fijamente.

–Sí, pero no como creía –explicó Nina.

–Comprendo –murmuró Cameron y atrapó una lágrima con su dedo–. ¿Sabes algo? Creo que voy a huir.

–¿Qué? –Nina pestañeó brevemente y enfocó su mirada–. ¿A qué te refieres?

–No me casaré, Nina –Cameron dejó salir el aire lentamente–. O, al menos, no ahora.

–¿Qué has dicho? ¡Cameron! –lo abrazó con fuerza, sin creer lo que estaba pasando–. ¿Estás bromeando, verdad?

–No. Se lo diré a Kristen, pero no ahora.

–¿Qué sucedió? –preguntó confusa.

–Tú sucediste, Nina –Cameron la besó en los labios con suavidad–. Si hay una mujer que me interese más que mi propia prometida, estoy haciendo algo mal.

Nina lo miró con tristeza. Habría sido tan fácil seguir amando a Cameron. Su refugio, su lugar seguro, sin duda alguna, era él. Su alma gemela, su mejor amigo. Pero, todo había cambiado. Él estaba despertando de un sueño que se convirtió en pesadilla y ella había despertado de una ilusión a una realidad, en la que el hombre de sus sueños era otro.

–Sabes que yo... –Nina se encogió de hombros.

–Ya lo sé –confirmó él y la abrazó con fuerza–. Pero, estoy totalmente convencido, que hasta que no encuentre a una mujer que me interese al menos tanto como tú, no pensaré en casarme de nuevo.

–¡Cameron! –lo golpeó Nina en el pecho, riendo entre lágrimas–. No sabes lo feliz que estoy de escucharte decir esto –lo abrazó–. Eres mi mejor amigo, quiero verte feliz.

–Lo sé, sé que lo dijiste porque realmente te preocupas por mí –le pasó una mano por la mejilla, con suavidad–. No sé en qué estaba pensando. Tenía todas las señales ahí pero no quise mirar... –se encogió de hombros–. ¿Por qué estaba tan ciego?

–Probablemente porque estabas enamorado. Sabes cómo eso nos vuelve un poco idiotas –reprimió una risita Nina y él soltó una carcajada–. ¿Y puedo saber cómo has escapado?

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