Capitulo dos: Una familia

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Ahora me encuentro en el hospital en donde me ofrecí de voluntaria. Respecto a la tragedia de la escuela a mi no me afecto en nada, fue solo un gran pánico. Actualmente estoy sentada en un sillón reclinable en la habitación de Lila. Tengo mi pelo agarrado en una trenza y visto una bata azul. Lila está dormida. Sus ojos miel se cerraron suavemente y un pañuelo rojo se encuentra atado alrededor de su cabeza calva. Su piel esta tan pálida y cuando duerme se ve muy triste, me duele el alma verla así.

Suspirando, poco a poco levanto mi mano para acariciar su mejilla, sonrió débilmente y salgo de la habitación de vuelta al trabajo. Mientras camino en el corredor no puedo dejar de ver a todas estas pobres personas, cada quien con una historia diferente. Una de las razones de por qué adoro trabajar aquí es que me mantengo distraída de todo aquello que considere superficial cuando estas personas están gravemente heridas y no tienen compañía alguna.

Continuando pasando por las habitaciones entro a la sala de espera de cirugía, intentando localizar a mi jefe. Caminando lentamente observo en la pequeña multitud a una mujer en sus últimos años treinta, con pelo claro rubio , mirada deprimida y llorando.  Del otro lado de ella, en la esquina esta un chico que aparenta 21 años. Tiene un pelo rubio alborotado y ojos verdes escalofriantes que están casi al borde de las lágrimas. El tiene en sus brazos a una chica rubia que está llorando, se ve como un año o dos más joven que yo, como 16 o 17 años. Entra un hombre atravesando la sala de espera con mirada agotada y preocupada.

El aparenta tener cuarenta años, pelo negro y grandes ojos verdes. Una niña pequeña como de seis años esta sobre sus brazos, sus piernas tambaleantes alrededor de su cintura, sus brazos alrededor de su cuello, su pequeña cabeza recostada sobre su hombro y su cabello cae sobre la espalda de el . El hombre vuelve la mirada hacia ambos lados paralelos, y alcanzo a ver la pequeña cara de la niña hundida en lágrimas con ojos azules cielo. Quiero atravesarlos pero algo me da un empujón hacia ellos.

¿Sera porque he estado en la misma situación? ¿O tal vez es mi instinto de ayudar a las personas? De cualquier manera me dirijo hacia la mujer que llora sin parar y me siento junto a su lado. Ella no logra percibirme, estudio su cara lo cual hace que se me rompa el corazón.

“Hola, ¿Estás bien?” Digo silenciosamente y lentamente, por supuesto que no está bien pero tenía que preguntar. No sabía que otra cosa decir. Esto no va a funcionar ¡Soy completamente una extraña!

“Um, no realmente” me dice con voz dulce, lo cual me produce una sensación interna de lastima ya que sigue llorando, voltea a verme y es muy reconocible el sufrimiento y dolor por el que está pasando. Coloco mis manos sobre las suyas. “¿Qué paso?”, ella aprieta mi mano, con la otra se limpia algunas lagrimas y da un gran suspiro.

“Le dispararon a mi hijo hoy, está teniendo cirugía ahorita y tenemos la esperanza de que resulte todo bien ya que el doctor nos informo que tenía pocas esperanzas de vida” dice en voz decreciente, sigue llorando mientras con ambas manos toma la mía “Mi… bebé”, con la otra mano la rodeo.

“Lo siento mucho” digo mientras intento calmarla, “Estoy segura de que todo saldrá bien” “Gracias” dice intentando dejar de llorar, pero honestamente no creo que sea posible. “¿Cuál es tu nombre?” me pregunta intentando distraerse de ella misma, supongo.

“Soy Payton Jennings” digo mostrándole una sonrisa débil para enseñarle que estoy aquí para ella.

“¿Tienes familia aquí?” la triste mujer pregunta, tomo un corto tiempo para pensar en la respuesta

“Se puede decir, pero me ofrecí de voluntaria” respondo esquivando la pregunta

“¿Tú tienes familia aquí?” le pregunto intentando desviarla de cualquier pensamiento que se le cruce por ahora.

“Oh si” dice sollozando. “Ese hombre es mi esposo Leonardo y la pequeña niña en sus brazos es mi hija Rayne, en la esquina están mis hijos mayores, Juliet y Connor” me dice mientras los mira llorando un poco más.

“Cuéntame sobre ellos” le digo, ella aparta la vista y la vuelve a dirigir hacia mí.

Me muestra media sonrisa y suspira “Bueno Rayne es nuestra hija milagrosa, después de que nació Juliet el doctor me dijo que no podría tener más hijos. Diez años después Rayne vino al mundo y esto fue una gran bendición para todos, ella es la niña más dulce que he conocido. Juliet, ella es callada y penosa alrededor de las personas que no conoce, pero con su familia tiene mucha confianza y habla demasiado. Conner por otro lado va a la universidad aprovecha muy bien sus estudios, quiere ser un doctor lo cual es sorprendente y maravilloso. Y bueno mi hijo al que le dispararon” su voz quiebra, pero vuelve a hablar con un poco más de firmeza “Desde el día que empezó a hablar el intentaba resolver problemas o hablaba sobre deportes. Tiene un don muy especial de elevar el autoestima de los demás. De hecho se ofreció de voluntario en un asilo”  dice mientras sigue mencionando muchos aspectos positivos de su hijo. “¡Espero que este bien!” dice soltando el nudo de lagrimas que tenía en la garganta.

“Todo saldrá bien” digo mientras le doy un cálido abrazo. El silencio se vuelve abrazador. El doctor se adentra en la sala junto con una enfermera. “¿Los Collins?” pregunta, la mujer se para inmediatamente al igual que el resto de la familia. Lentamente me paro detrás de ella en shock.

“Fue muy lindo conocerte, pero tengo que regresar a mi trabajo” le digo sonriendo

“Fue encantador conocerte Payton. Muchas gracias por ayudarme, eres una increíble jovencita” me dice y me da un último abrazo.  “Por favor algún día visítanos” dice sonriendo  y se dirige junto al doctor y su esposo.

Mi corazón entra en razón, comienza a latir rápidamente. Acabo de conocer a la mamá de Reece, y la ayude cuando estaba  deprimida. Realmente espero que el este bien, no quiero que su mamá lo pierda. Ella es increíble. Por favor que siga con vida. Tomo mucho aire y doy vuelta para trabajar. 

El amor es ciegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora