Capitulo uno: Los disparos

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Me estiro mientras salgo lentamente de mi cama. Mis piernas me duelen gracias al colchón que se encuentra sobre la caja de verano situada en el suelo. Las pequeñas patillas del otro extremo de la cama se rompieron hace ya bastante tiempo, la mitad de esta derrumbada en el suelo, mientras que la otra sigue de pie. Mi piso tampoco se encuentra en su mejor estado, está lleno de papeles y artículos de ropa, no he tenido tiempo de limpiarlo. Me tropiezo en el baño, al levantarme me reflejo en espejo y veo el desagradable aspecto que tengo. Mis rizos castaños están muy alborotados hoy; mi pelo esponjado cae sobre mis hombros. Deprisa tomo mi cepillo y lo deslizo por cada mechón, no da un buen resultado. Mi blanca piel incluso se ve más pálida hoy. Mis grandes ojos cafés son simples y aburridos, no uso maquillaje porque no alcanzo a pagarlo y ¡La mayoría se ha probado en animales!  

Empiezo a lavarme los dientes los cuales tienen un pequeño hueco entre las celdas porque no puedo pagar los apoyos. Regreso a mi cuarto y tomo una blusa azul y un par de jeans. Me pongo unos maltratados tenis “All Star”. Coloco mi mochila sobre un hombro y tomo mi Iphone, el cual es un regalo de mi abuela, dijo que se lo dieron gratis. Bajo las escaleras y me dirijo hacia la cocina en donde se encuentra mi madre con su mantel de cocinar. Su pelo castaño está recogido en una trenza y sus ojos verdes se veían cansados, su piel se ve un poco brillosa y su cuerpo desgastado.

“Hola cariño”  dice mi madre con una sonrisa débil

“Hola mami” digo alegremente intentando mostrar un poco de autoestima, le doy un beso en la mejilla. La amo demasiado. Es la mejor mamá que alguien pueda tener. Ella podría arriesgar todo por protegerme y alimentarme.

“Tengo que trabajar el doble hoy” dice con un bostezo. Ella trabaja en la tarde y es camarera. En la noche se dirige a la escuela ya que de igual manera es maestra. Esto explica porque no tenemos mucho dinero. Antes de que mi padre se fuera estábamos bien, dinero suficiente, pero ahora somos pobres.

“Está bien mamá” digo forzando una sonrisa. “Voy a ofrecerme como voluntaria en el hospital después de la escuela” le digo mientras ella toma su bolso y su teléfono celular, me da un beso en la mejilla.

“¿Quieres un empujón a la escuela?” dice mi madre, afirmo con la cabeza. Tomo un plátano y salgo de la casa directo al coche.

 Nos detenemos en el frente de la escuela que dice en un letrero “Bachillerato Washington” Giro completamente hacia mi mamá antes de salir del coche.  

“Te amo”

“Ten un buen día, yo también te amo” dice mientras salgo de ahí. Camino hacia las puertas de los salones en donde encontraría grupos de estudiantes. Mantengo mi cabeza hacia abajo como acostumbro. Reconozco que nadie me presta atención, de hecho no creo que nadie sepa que estoy en su mismo instituto. Me dirijo hacia mi locker, intercambio libros de distintas materias. Lo cierro y continúo mi camino hacia mi primera clase, AP Ingles. Mi maestra está sentada en su escritorio trabajando en algo. Su cabello rubio lo tiene perfectamente acomodado y viste una linda blusa y jeans.

“Buenos días Miss. Jennings” me dice en un dulce tono mientras tomó asiento en medio de todas las mesas, saco mi libro y lo dejo abierto.

“Buenos días Mrs. Reed” respondo y comienzo a leer el libro. Mrs. Reed es mi maestra favorita y me siento muy bien cuando ella está alrededor.

La campana suena y las personas comienzan a salir lentamente en fila, yo no presto tanta atención. No hasta que el camina cerca con su brillante sonrisa en su cara, la cual podría inspirar a todo el salón. Dirige su mano rápidamente hacia su cabello castaño y sus hermosos ojos azules miran por encima del salón, por un segundo creí que me miraba a mí, pero probablemente me equivoque. Rápidamente toma asiento en diagonal mía, en donde puedo verlo perfectamente. Lleva una playera blanca, por afuera una chaqueta de universidad  y unos obscuros jeans que cuelgan de su cadera.Reece.

Suspiro. Desearía tener su vida por solo un momento. El resto de mis clases siguen como de costumbre, atendiendo puntualmente, ser invisible, pasando el almuerzo en la biblioteca, manteniendo mi cara escondida en un libro. Ahora es el segundo periodo del día, doy vuelta a una pequeña esquina y me congelo mientras veo al movedizo Erwin el cual es bastante raro/emo, acecho a través de la multitud y de nuevo mis ojos se dirigen a lo que sostiene en sus manos. Tan pronto como veo el arma brillante de plata mortal, alcanzo a notar que tiene en su posesión otras parecidas. Erwin lentamente dirige la pistola en le aire apuntándola a  alguien. Mis ojos ahora siguen la dirección del arma hacia Reece. Su cara pálida y sus amigos en su alrededor en shock. Respiro con mucha dificultad, observo la escena en frente de mi aterrada. Reece está siendo noble, parece que Edwin está reflexionando en no disparar. Tiene una mirada distante y miedosa en sus ojos el arma situada en sus manos comienza a tambalearse. Parece que se perdió la noción del tiempo, y todo el mundo dejo de moverse. Lo único que se podía distinguir al escuchar eran los gritos de los estudiantes al fondo tratando de salir y Reece suplicando. Escucho su voz decreciente y preocupada. Es casi como si Reece estuviera preparado para la bienvenida de la muerte mientras yo paralizada seguía observando incapaz de mover cualquier parte de mi cuerpo.

¡Baaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaang!  ¡Baaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaang!

El sonido del arma produce que todo mi cuerpo se agite inconscientemente, enseguida caigo al frio suelo teniendo esperanzas de seguir con vida. El calor se incrementa y los pulsos de mi corazón también. Escucho voces en pánico alrededor. Observo borrosamente personas en el suelo temblando y algunas intentando pararse. Entonces, el peor suceso que pudo haber pasado.

Reece Collins, Tirado, alrededor suyo un charco rojo, algunas personas se acercaban rápidamente e intentaban que dejara de salir la sangre de su cabeza, después la ambulancia se lo lleva. ¿Por qué sucedió esto en esta escuela? ¿Por qué él? Comienzo a sentir una ligera sensación fría recorriendo mi cara, lagrimas por el chico que realmente no conozco.

El amor es ciegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora