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Sus mejillas se sonrojaron mientras releía las palabras una y otra vez. Comprendió que alguien lo observaba mientras permanecía dormido y eso le hizo temblar de pura vergüenza. Pero había algo que le molestaba aún más.

¿Quién había dejado esa nota ahí? ¿Era la misma persona que le envolvió en la manta?
Sin duda algo misterioso a lo cual no entraba respuesta causando que se sintiera confundido.

Durante unos momentos se le hizo presente el vago recuerdo de una segunda persona en cuanto la figura de un niño pasaba frente a él. Aunque no tuvo el momento de reflexionar de manera adecuada, pues sabía que su tiempo se iba volando y lo necesita para tomar nuevamente un bus y volver a casa.

Miro el reloj que yacía en su muñeca y se dio cuenta que no tenía más que simples minutos antes de que el autobús llegara. Se levanto del mueble y en ese mismo instante arrugo el rostro al percibir el mismo gato de antes, el que había estado durmiendo cómodamente en su regazo y que ahora se encontraba dando maullidos de dolor.

—¡Lo siento! —fue lo único que dijo antes de tomar su abrigo y bajar rápidamente las escaleras.

Su tiempo se agotaba y se sintió mal cuando ni si quiera pudo ayudar al pobre gato, pero ahora se encontraba corriendo hacía la salida de la biblioteca y gritando al conductor del autobús que esperara en cuanto logro percibirlo.

Al parecer su voz se había perdido ante todo el trafico, por lo que tuvo que usar toda su fuerza para correr tras el vehículo que comenzaba su recorrido lejos de la parada de autobús.

Para su fortuna, el empleado le miro correr por las calles húmedas y tuvo la gentileza de parar el bus para que JongDae subiera y dejara de empaparse.

Gracias —murmuró mientras ignoraba las miradas curiosas de los demás pasajeros y se dejaba caer sobre uno de los últimos asientos.

Cerró los ojos mientras disfrutaba la sensación de que su cabeza permaneciera sobre la ventana fría, esperando a que el conductor lo dejara en su siguiente destino. Su casa.

...

Me sorprende como es que no te hayas enfermado por el día anterior, cuando no llevabas paraguas —decía la mayor de edad mientras camina con una bandeja en manos hacía la pequeña sala de estar.

Inconscientemente el joven se levanto de su lugar para ayudar a su familiar, recibiendo una leve sonrisa por parte de esta al igual que una negación.

Has ayudado mucho por hoyafirmó con una risita.

JongDae simplemente dejo fruncir los labios mientras regresaba al mismo sofá viejo de antes y observaba como ella dejaba la bandeja sobre la mesa color café, observando como los rayos de luz reflejan la pálida y arruga piel al igual que unos ojos brillantes que hacían contraste con sus setenta años.

Su abuela tenía grabadas líneas de expresión sobre la comisura de sus labios por todos los años con los que ha sonreído con facilidad. Se notaba en su rostro que era una persona la cual había amado, que había pasado por momentos tristes y que también había sufrido. Era una mujer alegre y amable con el mundo a su alrededor y no pedía nada a cambio.

Tenías rizos de plata que abundaban en su rostro y un bonito rosado sobre sus mejillas. Siempre con una sonrisa que te iluminaría.

En pocas palabras, se sentía una persona afortunada al tenerla a ella. Era quien siempre lo escuchaba y le dejaba en claro el cariño y amor que le tenía con caricias suaves y palabras amables.

Supongo que tuve suerte esta vez. También estoy bastante sorprendidodecía el joven en voz baja mientras reía dócilmente y frotaba la parte posterior de su cuello.

Sticky Notes And Soggy Coats | ChenMin.Where stories live. Discover now