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El cielo gris rugía sin cesar. Nubes negras fueron arrastradas hacía abajo a causa de la fuerte tormenta que luchaba por seguir resistiendo el peso de la lluvia dentro de sus delicados marcos. Pronto, aquellas gotas cargadas de agua vinieron abajo en la ciudad, transformando las calles desocupadas en un caos lleno de gente.

El día simplemente había sido oscuro y nublado, pero en cuestión de segundos un muro de agua se vino abajo. La lluvia golpeaba el suelo, dejándolo completamente húmedo. El sonido del vacío fue corrompido con el fuerte impacto de un trueno.

JongDae corría por las avenidas resbaladizas. Su postura iba decayendo a causa de su ropa empapada. Se encontraba vestido con un impermeable,  su cabeza metida en la capucha. Cualquier persona a su alrededor pensaría que era suficiente para protegerlo de la lluvia, pero el frío viento invadía la tela hasta el punto de llegar a sus huesos.

Estaba tan centrado en sus asuntos, que el fuerte sonido del tráfico había sido pasado, perdiéndose en el sonido de sus propios pasos. Estaba tan empapado y entumido que ni si quiera sentía el chapoteo del agua proveniente de los vehículos ni las frías ráfagas de viento recorriendo la calle, suficiente para hacer su solapa capa del espacio.

El viento casi lo balanceaba sobre sus talones. Sus manos fueron dirigidas a los botones del impermeable, con el fin de cubrirse aún más su pálida piel del frío mientras hacía a un lado el pelo húmedo de sus ojos.

Todos los árboles que se alineaban en la avenida no ofrecían algún tipo de refugio y JongDae deseaba haber escucho a su abuela antes. Las palabras de aquella anciana resonaban claramente en sus oídos y lamentaba no haber aceptado aquel paraguas antes de salir de su pequeño departamento. Mientras corría, recordaba como la mujer de edad le había insistido en que tomara aquel objeto, pero JongDae era demasiado terco que rechazo la oferta sin dudarlo. Por otra parte, el heredo la terquedad de su abuela, así que ella no tendría por qué culparlo por completo.

La lluvia era aún más fuerte en cuanto dio vuelta en la esquina de un edificio. Las hojas de árboles cayeron sobre el asfalto y se arremolinaban en círculos interminables, llevadas por el fuerte viento.

Poco a poco, el viento cambio a un tono más oscuro, y el agua seguía golpeando atreves de su camino. Un suspiro de alivio escapó de sus labios en cuanto la parada de un autobús quedo a la vista. Pero su corazón se hundió al ver la cantidad de personas apretadas en el pequeño refugio mientras esperaban con impaciencia.

No parecía como si un medio de transporte llegara en cualquier momento, e incluso si lo hiciera, no tenía si quiera la capacidad de imaginar lo estrecha que estaría.

JongDae gimió en voz baja y daba la ilusión de ser un agradecimiento sarcástico de los cielos por su suerte, pues las ideas para protegerse de la lluvia eran cada vez menores. La única cosa que vino a su mente fue la espera de un autobús, pero eso le tomaría alrededor de una hora, o caminar todo el camino a casa bajo la lluvia.

Ninguna de esas opciones parecía gustarle; ambos involucraban el hecho de contraer un resfriado y, eso era lo último que quería. Él tenía que cuidar de su abuela y, si él se refría ¿Quién la cuidará en su lugar?

Dio un suspiro de exasperación mientras subía aún más su impermeable hasta la barbilla siguiendo su recorrido en la acera, mirando a todos lados sin un punto en específico.

Aprecio a varios taxis pensando en parar uno, pero la idea fue rechazada rápidamente ya que todos se encontraban ocupados. JongDae no vio otra opción más que caminar de regreso a casa. No importaba a que solución pudiera llegar, tendría un resfriado de todos modos. Era inevitable.

Sticky Notes And Soggy Coats | ChenMin.Where stories live. Discover now