✎ 006. «19 de agosto».

667 83 23
                                    

«Martes. 19 de agosto; 2014».

❝Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te permitirán ver las estrellas.❞

Hay momentos, como este, que considero que debería mantener el recuerdo de Tahnee al margen. Que, por más de que la extrañe, debo ver la vida que me rodea y no estar encerrada en mí misma. No obstante, siempre pienso y digo muchas cosas pero pocas veces las hago.

Sé que en ese sentido hay gente como yo.

Debemos dejar de ver el pasado para concentrarnos en el presente. Lo que importa es lo que está ocurriendo en este momento, no lo que ya pasó.

Si seguimos prestándole atención a cosas pasadas, pensando constantemente en ellas, no veremos las oportunidades que avanzarán por delante de nosotros mismos. No hay que permitir que las sombras del pasado nos cubran la visión. Hay que hacer lo posible para que desaparezcan, ya que nos permitirá divisar algo muchísimo mejor que lo que ya estuvo en nuestras vidas.

Dudo mucho que alguien pueda tomar el lugar de mi hermana, pero sé que alguien reemplazará aquel dolor con alegrías. Bueno... no estoy segura si «saber» es la palabra, pero sí espero que eso ocurra. Todos nos merecemos algo similar. No hay excepciones. Todos merecemos una segunda oportunidad para ser felices.

︿﹀︿﹀︿﹀︿﹀︿﹀︿﹀︿﹀︿

«Miércoles. 19 de agosto; 2015».

Kenner Eastwood nunca creyó en las coincidencias. Nunca. No obstante, al leer el último reglón, una palabra similar pasó por su cabeza. ¿Acaso aquello no es lo mismo que él había pensado el día anterior? Sabe y es consciente que aquello formó parte de los pensamientos de Sav un año antes que de los suyos, pero se alegró al pensar que ella se ha dado cuenta de lo que él quería que viese. Se alegró de manera que, en todo el camino al instituto, estuvo con una sonrisa en el rostro. Como el tiempo le había sobrado en la mañana luego de desayunar, decidió leer las páginas que correspondían al diecinueve de agosto. Y se alegró más por haber tomado una decisión correcta

Aparcó en el estacionamiento, y cuando salió del coche luego de tomar sus pertenencias la vio a unos pocos metros de distancia. Estaba junto al vehículo de Hailee, una de sus mejores amigas. Siempre ella la lleva a clases, al igual que a April, la otra chica que conforma aquel grupo de amigas.

Cuando quiso darse cuenta, Kenner estaba sonriéndoles. No ha dejado de sonreír desde que salió de su casa, pero en este momento les sonríe a ellas y no a las circunstancias. Aclaró su garganta, incómodo, y apartó la mirada de inmediato.

Acomodó las correas de la mochila sobre sus hombros y pasó frente a las tres amigas con la cabeza en alto. No estaba seguro si ellas lo habían notado, pero haber oído unas risitas de su parte lo hizo sentirse un poco estúpido.

Ingresó al instituto Parkes, y no tuvo que mirar demasiado a la multitud para encontrar a Nick. Él se acercó, se saludaron y conversaron unos minutos hasta que la campana los interrumpió. A ambos les tocaba Biología, así que uno al lado del otro se dirigieron a aquel salón. Se ubicaron al fondo y Kenner esperó a que Savannah ingresara. Sabía que ella también tenía la misma materia.

No sabría decir si por suerte o desgracia, pero cuando ella llegó se ubicó frente a estos dos mejores amigos junto a Hailee. Había más pupitres vacíos, aunque eligieron aquellos. Ken no sabía si seguir sonriendo y cambiarse de lugar.

Tras la llegada del docente, la clase comenzó. Él intentó que la presencia cercana de esta chica no lo desconcentrara, y no lo hizo. Ha sido otra cosa.

Oyó a Hailee quejarse por lo bajo rebuscando algo en su cartuchera, y luego tomó la de Savannah. Buscó algo allí también, mas por lo que pudo divisar Kenner, ella no encontró lo que precisaba. Por el rabillo del ojo vio que volteó hacia ellos dos, y le preguntó a Yannick si tenía un bolígrafo para prestarle. Él, embobado (sin creer que una mujer como ella estuviera dirigiéndole la palabra), asintió con la cabeza y le entregó el que estaba utilizando. Ella le sonríe agradecida y se vuelve para copiar lo que se encuentra en el pizzarón.

—Psst, oye... —Escucha que lo llama Nick por lo bajo, y lo mira—. ¿Me das un bolígrafo?

Kenner negó con la cabeza divertido, intentando no reír, y le entregó un bolígrafo azul. Su amigo le dio las gracias y nuestro protagonista notó cómo de vez en cuando miraba más de la cuenta la espalda y el cabello de Hailee.

Al finalizar las dos horas de la asignatura ya mencionada, todos se levantaron de sus asientos para dirigirse a la siguiente. Antes de que Savannah con su amiga salieran, ésta se detiene frente a Nick extendiéndole la lapicera prestada.

—Muchas gracias —le dijo, con una sonrisa.

Yannick, con los labios entreabiertos, parpadea unas cuantas veces. Kenner le da un codazo para que saliera de su ensoñación.

—Oh, perdona... —murmura, y se rasca la nuca—. No importa, quédatelo. Tengo miles.

Después se encoje de hombros, y Kenny se lo queda mirando. Hailee le agradece de nuevo y salen los cuatro del salón. Al frente van ambas mujeres, a las cuales se les une April en el corredor, y a unos metros de distancia más atrás se encuentran los muchachos.

—No me lo puedo creer... —suelta Urban, mirando hacia el frente y con ambas manos en su cabeza.

—Es un jodido bolígrafo, Nick —le contesta Eatswood, poniendo los ojos en blanco.

—¿Y? —cuestiona, no queriendo desanimarse, y llegan a la sección de los casilleros. Caminan hacia el de Yannick, que es el más cercano, y luego al de Kenner. Dejando los libros de biología y tomando los de literatura, dice:

—Festeja cuando te pida tu número, mejor. Si es que tú no se lo pides primero...

Nick rueda los ojos, y deja su hombro contra una taquilla.

—Eres un imbécil. Alégrate por lo menos... ya no me preocupo por Jane.

—Terminaste con Jane hace dos meses, hombre. ¿Por qué tendrías que estar preocupándote por ella luego de lo que te hizo? —Cierra su casillero y empiezan a avanzar en dirección al aula de Literatura. Nick rueda los ojos una vez más.

—A lo que voy, es que ya no me preocupo en pensar en ella ni nada.

—Y eso está bien... —Se adentran al salón y toman asiento. Esperan todos al profesor en silencio, hasta que Kenner recuerda algo y sigue—. ¿Y sabes por qué está bien? Porque si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te permitirán ver las estrellas. Lo leí esta mañana. No está mal que le prestes atención a Hailee, pero intenta no hacerte ilusiones demasiado rápido.

Se sienta de manera que mira hacia la pizarra en lugar de a su mejor amigo, y en ello se encuentra con un par de ojos azules que lo observan. Él intenta descifrar su mirada, mientras ve cómo el entrecejo de Savannah Hart se frunce cada vez más y más ante lo que acaba de salir de su boca.

Letras perdidas. © [LP 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora