CAPITULO 26: Mas secretos

244K 8.7K 3.7K
                                    

(Tyler)

—¿Me ves? ¡Me ves! —dijo Kyle sonriendo y corriendo hacia mí—. ¡Estoy vivo!

Y para sorpresa de ambos, Kyle me traspasó, al igual que yo hice con él. Pude haberme entristecido, pero ya me había acostumbrado, esa etapa ya la había superado.

—No me jodas —Kyle paró en seco, volviéndose hacia mí, extrañado, mirándose nuevamente el cuerpo, que al parecer no estaba vivo—. Tú... también —asentí con la cabeza, aún pasmado con que Kyle Reyes pudiera verme—. ¿Estoy muerto? Porque yo escuché que tú estás muerto.

Me encogí de hombros al notar cómo este comenzaba a desesperarse. Lo miré analizando realmente la situación. Entonces caí en la cuenta de que si Kyle Reyes estaba ahí era porque había muerto, al igual que yo. Muerto. Muerto. Muerto. No de nuevo, por favor.

«Ya estoy muerto, no puede ser que él también», me dije a mí mismo, dejando de lado a Kyle, que estaba comenzando a llorar, desesperado, para ir hacia su habitación, en cuya puerta había estado parado antes de correr hacia mí. La traspasé de inmediato.

Y para mi alivio, ahí estaba él, con el aparato a su lado, que me dejaba ver claramente que seguía vivo, estable. Entonces, ¿qué mierda había pasado ahí afuera? Salí a buscarlo y este seguía ahí tirado, llorando desconsoladamente, mientras golpeaba la pared, pero por supuesto no podía hacerlo.

—Te recomiendo dar patadas, te sientes mucho mejor —me acerqué hacia él, colocándome a su lado, y este soltó un gruñido—. No estás muerto, Kyle, estás en coma.

Este levantó la mirada de golpe.

—¿En serio?

—Compruébalo tú mismo —le respondí, haciéndole señas con las manos para que fuera a hacerlo.

Y lo hizo, a lo que yo me quedé ahí, esperándolo. Y volvió sonriendo ampliamente, acercándose a mí, gritando a los cuatro vientos que no podía creer lo que estaba viendo.

—¡Tyler Ross! Alguien que por fin viene a hacerme compañía —me animó sentándose nuevamente a mi lado, mirándome intrigado—. Perdón por decirte que estabas muerto, es que había escuchado eso estas semanas. ¿En qué habitación estás?

Solté una carcajada. ¿Creía que estaba en coma como él? Joder, cómo me gustaría.

—No estoy en coma como tú, Kyle, yo sí estoy muerto.

Este soltó un bufido, al parecer creía que se trataba de una broma.

—Sé que puede ser extraño todo esto, pero no significa que estemos muertos. Ya volveremos, estoy seguro —volqué los ojos. Kyle siempre había sido un chico que buscaba el lado positivo a la vida—. Ahora quiero ir a verte, dime en qué habitación estás.

—Feliz lo haría, pero no tengo habitación. Estoy m-u-e-r-t-o —le respondí, deletreando la última palabra, para que le quedara claro.

—Sé que quieres creer que estás muerto, pero no lo estás. Si yo puedo verte a ti y tú a mí es porque estamos en la misma situación. No sería normal que yo esté en coma y tú muerto y podamos vernos —este frunció el ceño.

—Claro, cierto que es normal que una persona en coma sea un espíritu andante —ironicé algo fastidiado—. Estoy muerto, yo mismo vi mi cuerpo en el ataúd, Kyle.

Estaba feliz de ver a Kyle, pero a la vez me sentía algo celoso de la suerte que tenía, él al menos tenía la esperanza de volver a la vida. Este comenzó a analizarme, mirándome fijamente, con la mandíbula tensa. Así es como perdí la noción del tiempo, mirando también a Kyle. Pensando en lo que le había ocasionado dejándolo en este estado.

Mi Ángel Guardián I : La verdad dueleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora