Bonita

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Desde mi infancia, mi madre me dejó bien en claro lo hermosa que era. Lo bien que me veía con todo y la linda cara que tenía. Pero también me dejó bien en claro lo monstruosa y horrenda que me veía al llorar, y como toda esa dulzura se desvanecía al derramar lágrimas. 

Desde entonces no volví a llorar.

Por eso, si algún día encuentro a una persona que me diga lo bonita que soy llorando, la dejaría hacerme llorar todos los días, por el resto de mi vida.

14 Días de San ValentínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora