Capítulo 14

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Louis hizo sonar el juego de llaves entre sus manos mientras las removía nerviosamente entre sus manos, jugando con ellas. Se acercó hacia el pie de las escaleras para luego alzar su cabeza en dirección al piso de arriba, donde sus hermanas se encontraban.

-Lottie, Fizzy –las llamó-, voy a salir con Harry, os quedáis solas.

Una cabellera rubia se dejó ver al final de la escalera, dos ojos celestes fijándose en nosotros dos.

-¿Dónde vais? –preguntó con recelo.

-A pasear –le informó el castaño-. Tú eres la mayor, así que te hago responsable de cualquier delito federal, incendio o incluso de cualquier bomba nuclear que pueda estallar en esta casa. Si hay algún destrozo, la culpa será tuya.

Sonreí ante la imaginación del chico.

-¿Significa eso que estoy al mando? –sonrió ampliamente.

-Solo en caso de emergencia.

-Entonces si se inunda la casa estoy al mando, ¿no?

-Sí, pero procura que no pase –se rió su hermano-. Volveremos en un par de horas, no creo que mamá haya llegado por entonces. Si llega antes de tiempo dile que volveré antes de la cena, no se librará tan rápido de mí. Me llevo el móvil, llámame si ocurre algo –la rubia asintió con la cabeza-. No le abras la puerta a extraños, ¿sí?

-Louis, no soy una niña pequeña –se quejó.

-Lo eres, tienes 12 años.

-Casi 13 –le sacó la lengua.

-Lo que sea –voló los ojos, un gesto muy peculiar en él-. No tortures mucho a tu hermana.

-No, no, tranquilo.

De repente salió otra cabeza por detrás de Lottie, dejando ver a una Fizzy bastante preocupada.

-¿Os vais?

-Sí –le sonreí.

-¡Louis! –Abrió los ojos desmesuradamente- ¡¿No has encontrado a ninguna bruja o rata radioactiva, no lo sé, algo mejor para que cuide de mí?!

El oji-azul voló los ojos de nuevo con una sonrisa pesada, negando con la cabeza.

-Cállate, idiota –se quejó la rubia.

-Adiós, chicas.

-¡Pero Louis! –chilló la morena.

El chico se acercó a mí dejando a sus hermanas atrás y me cogió de la mano, tirando de mí hacia la salida. Miré a las dos chicas por última vez y les sonreí en forma de despedida.

-¡Adiós! –repitió, ahora abriendo la puerta.

Ambos salimos cogidos de las manos, yo riendo por lo bajo recordando la reacción de las hermanas. Bajamos los dos peldaños que había antes de entrar en la casa y antes de seguir caminando, Louis se detuvo.

-¿Qué ocurre? –pregunté.

-Nada… solo estaba pensando… Hazz, ¿sabes ir en skateboard?

Fruncí el ceño mostrándole una de mis mejores muecas de desagrado, por lo que adivinó la respuesta enseguida.

-Nunca he pensado en subir en uno –declaré, encogiendo mis hombros.

-¿Quieres intentarlo?

-¿Qué?

-Espera un segundo.

Salió corriendo hacia la parte trasera del jardín, dejándome ahí en medio con el ceño fruncido. Esperé un par de minutos antes de que el chico volviera a aparecer con un skate y un casco negro en sus manos.

East Of Heaven ~ Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora