Capítulo 3: Caleb

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- Bien señor Irons, sus cualidades en informática realmente me asombran, y he hablado con los contactos aquí detallados para tener una idea sobre su persona y realmente me sorprende su puntualidad * CALEB, ARRIBA! * le diré lo que haremos, la próxima semana.. * CALEEEB!* 

Era sólo un sueño. Caleb se despertó con su perro Noah lamiéndole el rostro y su hermana gritándole a su lado. Se incorporo en su cama y señalando la puerta gritó: ¡Mary! ¡Vete de mi cuarto en este instante! - y su hermana haciéndole un gesto burlón y riéndose se fue con Noah corriendo detrás de ella diciendo: - Dijo mama que te levantes, tenemos que ir a la iglesia y no puedes faltar otra vez -.

Caleb Irons era por sobre todas las cosas, un muchacho humilde, sensible y divertido, pero también tenia su costado oscuro. Había estado internado 3 años en un centro de rehabilitación para adictos. Ahora se había vuelto una persona sana, y concurría todos los domingos a la iglesia junto a su madre y su hermana. Su padre se había divorciado de su madre cuando tenia 3 años, y ahora a sus 23 años, jamas había podido conocerlo. Caleb siempre había tenido el sueño de progresar después de ese año internado, quería trabajar y comenzar una nueva vida. Pero algunos lugares no lo tomaban porque al haber perdido 3 años de su vida, su experiencia laboral era deplorable, pero aun así, jamas se rindió.

Mientras bajaba las escaleras para desayunar, pensaba si su sueño tal vez fuera alguna premonición. algún adelanto de lo que podría ser una nueva oportunidad para su vida, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por Noah, su pequeño Setter irlandés, quien lo perseguía mordiéndole los talones. Caleb lo alzo en brazos y le dijo sonriendo : Nadie te mata de hambre en esta casa para que me persigas así - y lo abrazó.

Cuando la familia Irons se disponía a irse, el teléfono de la sala sonó y Caleb corrió a atender. Cuando tomo el teléfono, su expresión cambio totalmente y mientras esbozaba una sonrisa, tomó un papel y anoto algunas cosas, luego colgó y lo guardo en su bolsillo. Su madre le pregunto: ¿Quien te llamó hijo? - y Caleb respondió: Buenas noticias mama, sólo buenas noticias - y dicho esto, cerró la puerta de su casa, y lanzó una última mirada al sol dominical mientras una amplia sonrisa se dibujaba en su rostro.






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