Capítulo 18. [Parte D]

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Arielyn y Michael seguían sin soltarse, ambos estaban felices y sabían que las palabras sobraban.

—Me encantaría que mi ángel de la guarda fuese mi amiga ¿Te apetece?  —preguntó el.

—Claro, me encantaría  —contestó ella.

Michael le acarició el cabello.

—Me transmites tanta paz y tanta felicidad —anunció él.

Arielyn sonrió.

—El sentimiento es mutuo, puedo decir que hace mucho tiempo que no me sentía así  —respondió la joven.

—Me haces muy feliz. Y lo asombroso es que es en tan poco tiempo, ¿Qué edad tienes? —preguntó el— si no quieres, no respondas no te quiero incomodar.

—Tengo 21 años —contestó— ¿A qué te dedicas? —le devolvió la pregunta— eso nunca lo supe.

—Canto en un bar, me dedico principalmente a la música  —le acarició el pelo.

Arielyn se quedó asombrada.

—¿Enserio? Me encantaría ir a verte un día  —dijo.

- Estas totalmente invitada, si es que no me han despedido ya. -se rió- ya sabes, por el tiempo que he estado aquí. Igual han puesto a alguien en mi puesto.

Ambos sonrieron aunque no vieran como lo hacían, notaron el gesto.

—Gracias, allí estaré sin falta  —dijo feliz.

—Y siendo tan joven, ¿Cómo es que tienes un cargo tan importante? Debes de ser una eminencia. ¿Solo te dedicas a esto?  —preguntó.

—Pues será por la trayectoria, ni yo lo sé. No, también soy voluntaria en este hospital —contestó humildemente.

—Lo dicho, eres increíble  —volvió a sonreír.

Michael estaba fascinado por cada palabra y por cada cosa que descubría de ella. Solo quería saber más y más. Ella en cambio cada vez estaba más tímida, si ya creía que era una persona súper especial sin haber intercambiado palabra con él, ahora que lo ha hecho no puede describir con palabras lo que le transmite y piensa de él.

Después de estar varias horas hablando, en tan poco tiempo se logró crear una amistad muy fuerte. De repente la puerta de la habitación se abrió, los padres entraron y al ver a su hijo despierto empezaron a llorar de la emoción. Les hizo mucha ilusión verlo abrazado a la persona que le salvó la vida.

—Lo conseguiste Arielyn  —dijo la madre dichosa.

Arielyn lentamente dejó de abrazarlo y lo ayudó a incorporarse. Los padres abrazaron a su hijo, la Dra quiso aprovechar la ocasión para dejarles un momento de intimidad e ir a buscar el historial, aparte de hablar con los demás especialistas.

—¿Cómo te sientes cariño? Nos has hecho muchísima falta  —le dijo el padre.

—Un poco raro pero bien, no podía haber tenido mejor doctora. Me siento muy afortunado, cuantas personas les gustaría tenerla  —llenó de besos a sus padres mientras hablaba.

—Es la mejor, a ver si te dan de alta y nos vamos para la casa  —dijo la madre con ganas de volver a su hogar con su hijo.

—Siento el apuro que os he hecho pasar  —dijo apenado.

 —Lo importante es que estés bien, no importa lo demás  —añadió el padre.

 —Se que nunca os lo he dicho pero, os amo. Gracias a vuestra presencia y la de Arielyn, ahora estoy estable.

Los padres sonrieron. Michael aprovechó y les preguntó cosas de su doctora, solo quería saber y descubrir nuevas cosas de la muchacha. Ellos notaron inmediatamente el interés que mostraba su hijo, nunca antes lo habían visto así de entusiasmado con una chica.










Un capricho del destino©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora