Epílogo

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EPÍLOGO

–¡Elsa!

–¡Anna!

Ambas hermanas se arrojaron sobre los brazos de la otra en el puerto de Arendelle. Jack cargaba con algunas maletas fuera del barco, y Kristoff fue a recibirle y ayudarle con ellas. Mientras, la Reina y la princesa chillaban como histéricas.

–¡Te extrañé tanto!

–¡Yo igual! ¿Cómo estuvo su luna de miel?

–Estupendo, fuimos a visitar a nuestros amigos. Incluso estuvimos en Berk, Corona y Dunbroch y nos quedamos en un pueblo aislado de Francia. El lugar que más me gusto fue Francia. Oh, Anna, es un paraíso. Debes conocerlo. – decía ella con aire soñador. – Los demás lugares también fueron estupendos.

–Excepto por sus cabras. Rabiosas e inmundas cabras. – mascullaba Jack pasando cerca de ellas y luego caminó junto con Kristoff y Sven hasta el carruaje.

–Eran ovejas Jack...

–Son la misma abominación.

–Oh, tuvo un incidente con algunas. Resulta que les comieron sus ropas mientras tomábamos un baño en uno se esos saunas al aire libre en Francia. Nada grave. – explicaba Elsa a su hermana antes su mirada confundida.

–¡Bueno, ya! ¡Me alegra que estén de vuelta, pero ahora hay que festejar!

–¿Ya? – Elsa se desconcertó. – Pero acabamos de llegar...

–Sí, pero les he preparado un inmenso baile por su regreso. ¡Vamos, Elsa tienes que estar lista para esta noche! – Anna tiraba de Elsa con fuerza para que caminara rápido por el muelle. Elsa quería decirle lo tan importante que necesitaba confesar, pero debido a su apuro decidió que luego encontraría el momento para hacerlo. Pero tendría que ser ese día.

Esa noche el palacio estaba inundado de ánimo festivo y personas en sus mejores galas, sin importar clases sociales. El Rey y la Reina más queridos estaban de regreso y era motivo suficiente para celebrar. Ellos abrieron el baile y luego todos bailaban. Algunos incluso pasados de copa. Llegó un momento en el que Jack y Elsa se sintieron exhaustos de tanto bailar, por lo que se alejaron la poblada mesa del festín a tomar un respiro. La Reina no tardó una centésima en cazar aquellas extravagantes bocadillos, a diestra y siniestra y embocárselos de a par en su boca.

–Whoa... Sí que había hambre allí. – se sorprendió Jack.

Elsa asintió, con la boca llena. Dejó algunos de los tantos bocadillos que tomó a la primera y se limpió la boca llena de migajas.

–Sí, lo siento. Tengo algo de antojo.

–¿Te sientes bien, cariño? Te ves algo... pálida. Y tus ojos brillan. – apuntó Jack. Con su mano acunaba su bello rostro, y pudo notar también que el color de su mejilla era igual que la de su piel. – ¿No te sientes cansada? ¿Quieres que nos retiremos?

–No, no. No hay nada de qué preocuparse. – le tranquilizó con una sonrisa. Estaba distinguiendo los signos, eso era un avance. – Es normal.

–Oh... Está bien.

¿Está bien? ¿Qué no iba a decir nada más? ¿No había pescado el anzuelo?

Un mozo pasaba por allí con finas copas de champán en su bandeja. Jack tomó dos copas con habilidosa rapidez y le ofreció una a su esposa.

–My lady... – dijo Jack. Elsa al ver la burbujeante bebida en sus narices puso mala cara.

–No, gracias, Jack. Estoy algo mareada.

–Oh. ¿Prefieres mantenerte sobria, eh? Buena elección. – y bebió la suya y la copa de Elsa, contento y festivo. Elsa no lo podía creer. Jack no entendía aquella indirecta ni aunque lo escribiera en un papel y se lo pegara en la frente.

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⏰ Última actualización: Aug 17, 2015 ⏰

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The cold of your heart | Jelsa Fanfic [Spanish] *En edición*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora