El segundo día

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Capítulo 3. "El segundo día"

El alba ya tocaba las paredes congeladas, y Elsa se sentía una pizca animada y particularmente de buen humor. Sin lugar a dudas, aquel otro día había sido diferente, uno de los más locos de su vida. Y en buen sentido. Se lo debía a Jack. Se colocó la fina capa de hielo que se había quitado la noche anterior y armó su cama.

Algo le hizo extrañar su hogar. El hecho de vestir suaves camisones para dormir, una cama con un colchón real. Extrañaba sus cosas, su habitación, las ricas comidas, y sobre todo a su hermana. ¿Ella la extrañaría tanto como ella? Tenía a Kristoff a su lado ahora, por lo que al menos tenía un consuelo y alguien con quien distraerse. No la necesitaba tanto a su hermana. Y Elsa por el momento tenía su propia compañía, por más difícil de creer que fuese. Si bien no era lo mismo, ambas no estaban solas del todo.

Elsa miró a su Guardián en su respectiva cama, casi riéndose de lo absurdo que sonaba eso. Maldita sea, era guapo, tenía que admitir. De nada servía negarlo.

A Elsa se le prendió la lamparita de una idea. Como Jack seguía durmiendo, decidió vengarse por la forma en la que la había despertado el día anterior así que le arrojó una bola de nieve el doble de grande de la que él le había tirado.

—¡Hey! ¿Qué fue eso? —Jack despertó de golpe por el susto, con el ceño fruncido.

—Buenos días, Jack. ¿Cómo amaneciste? — rió ella pícaramente. La venganza es dulce—

—He estado mejor... — replicó a modo de queja. De repente, su semblante se relajó.

—Anda levántate que hoy será un largo día.

—Como tú digas. — A Jack se le fugó otra de sus características muecas. Era divertido que Elsa decidiera ponerse al mando; por dentro él carcajeaba. Se sentó sobre su cama y tomó algo del suelo, se lo enseñó a Elsa. —Toma, te hice unas zapatillas sin tacón para que estés más cómoda y sin duda para que camines más rápido.

Elsa se sorprendió; quedó con la boca abierta, atónita pero lo apartó de su mente rápidamente. Asimismo, estaba agradecida, por su gesto, pero no quería que él se diese cuenta. Por las dudas.

—Pues, no sé si agradecerte o arrojarlas en tu cabeza. — se mofó sin gloria ni pena. Jack rió.

—Eres chistosa. Te daré eso.

—... De acuerdo, las usaré. — resopló, sin sonar grosera. Para que las haya hecho él, eran... bellas. Generosamente apropiadas.

—Genial. — se iluminó. — Espero que puedas ir más rápido con eso puesto.

—¿Quieres apostar?

Jack la miró como si se hubiese vuelto loca y estuviera cantando una canción de mariachis. Elsa se encogió de hombros, era cierto que el comportamiento de Jack podía ser... contagioso. Ella misma se sorprendió, pero estando con él, podía atreverse a ser osada. Por lo menos él ya no pensaría que era tan aburrida.

Elsa salió disparada de la habitación corriendo, su capa flotaba con el viento, para llegar antes que el Guardián a las escaleras. Jack la observó correr, estático, bastón en mano. Mordiéndose el labio salió tras ella, quien iba a la mitad del camino por el pasillo. Jack aceleró su vuelo y por una cabeza le ganó a Elsa.

—¡Hey, no es justo, tú volaste! — Elsa trataba de recuperar el aliento.

—De acuerdo, me pillaste. — lanzó una carcajada cálida, Elsa no le devolvió el gesto, por tramposo. — ¿Quieres intentar algo más divertido?

The cold of your heart | Jelsa Fanfic [Spanish] *En edición*Where stories live. Discover now