Dos mundos

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Makoto despertó de sus sueños teniendo en sus brazos a Haruka durmiendo aun apaciblemente, no pudo evitar quedarse acostado, mirando esas largas pestañas que adornaban ese rostro tan bello, le parecía que era la mejor obra creada por Dios.

Haruka comenzó a abrir sus ojos lentamente y al ver a Makoto observándolo totalmente embobado, no pudo reprimir una suave risita.

― Buenos días Makoto ― dijo estirándose un poco y tocando con la yema de los dedos la piel expuesta bajo la camisa del pijama. Makoto como toda respuesta se acercó a darle un dulce beso de buenos días que Haruka recibió gustoso.

― Es mejor que nos vayamos alistando ― dijo Makoto al separarse. Haruka asintió y se fue al baño a prepararse, hoy era un día especial. Makoto había pasado toda la semana enseñándole a caminar correctamente, era dulce y paciente ante sus tropiezos y nunca lo dejó caer.

Ambos practicaban en cuanto Makoto llegaba del trabajo, al principio Haruka se sostenía de su cintura y daba algunos pasos, luego Makoto se colocaba frente a él y sujetándole las manos lo ayudaba a caminar, hasta que ya no hubo necesidad de sostenerle, sino más bien de cuidar sus tambaleantes pasos.

Todo había sido cuestión de dos semanas, por supuesto que todavía le faltaba subir y bajar escaleras e incluso correr, pero ya aprendería, aunque a Haruka le gustaría que, en el proceso, el dolor que sentía al caminar fuese disminuyendo.

Entre los dos habían decidido salir el domingo por ser día de descanso de Makoto y disfrutar como pareja un rato afuera de esas cuatro paredes. Haruka estaba por demás emocionado, aunque siguiese mostrando la misma estoica expresión de siempre. Primero irían a un centro comercial a comprar algo de ropa pues no se iba a pasar todo el tiempo usando la ropa prestada. Al principio Haruka se había negado a las compras pues no quería causarle molestias, pero ante tanta insistencia no le quedo más que aceptar.

Haruka se terminó de lavar el cabello y saco el tapón de la bañera para que el agua se fuese y ocurriera el cambio, se secó y cambio de ropa, un pantalón marrón oscuro, una camisa blanca y una chaqueta marrón y un gorro a juego. Makoto luego hizo lo mismo y salió del baño vestido con pantalones negros y camisa a cuadros azul y negro.

Haruka tenía listo el desayuno, caballa para él, puesto que, aunque ahora se atreviese a probar más platillos ese seguía siendo su favorito y algo de arroz y Tamagoyaki para Makoto. Era sencillo de hacer, puesto que aún no podía leer recetas, todo se basaba en aprendizaje por repetición y una muy buena habilidad con las manos, después de todo era Makoto al que observaba y él no era muy bueno cocinando.

Comieron tranquilamente y ya listos salieron del apartamento, Makoto le tomo la mano para ayudarlo a bajar de la escalera mientras Haruka sentía algunas punzadas a medida que bajaba los escalones, estando afuera se soltaron, lo que hizo que Haruka frunciera el ceño, extrañado la calidez que le daba.

Había muchas personas afuera intimidándole en cierta forma, siempre le habían enseñado a alejarse de los humanos, pero él había más que desobedecido enamorándose de uno y lo que era peor convirtiéndose en uno más de ellos.

Avanzaron por las calles conversando amenamente, la conversación fluía más que todo por parte de Makoto, aunque no había que negar que Haruka le prestaba la más detallada atención. Se subieron al tren en donde pudieron sentarse, Haruka miraba atentamente el recorrido que hacían, de vez en cuando se observaba un poco el mar.

Llegaron rápidamente al centro comercial, una estructura de dos pisos, pintada de un alegre color fucsia, las puertas automáticas se abrieron para dejarles pasar, comenzaron a recorrer los pasillos que mostraban las tiendas y la mercancía en exhibición, entraron a un local en donde Makoto usualmente compraba y se pusieron a mirar.

Una vida junto a tí. (corregido el 21/02/2022)Where stories live. Discover now