Capítulo 13

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Los espías eran una herramienta muy importante en tiempos de guerra y muy valiosa en tiempos de paz. Una red bien construida, con un dueño completamente capaz, podía obtener la información más sensible del reino y cederla al mejor postor, aunque se granjeaba el odio de señores y reyes por igual. Eso era algo a lo que Lord Varys, conocido como "La Araña" estaba acostumbrado desde el momento en el que tomó el manto de un consejero para los reyes de Poniente, sirviendo a algunos mejor que a otros, siempre dando la información necesaria para mantener la cabeza sobre sus hombros, algo que le gustaba y prefería seguir manteniendo como hasta ahora.

Como buen Consejero de los Rumores, lord Varys debía mantener al rey de los Siete Reinos informado sobre todo aquello que pudiera perjudicar su posición en la guerra o sobre su propia vida. Sin embargo, ¿cómo podía informar a la Reina Regente o a la Mano de algo que desconocía, que le resultaba demasiado extraño e incomprensible? Podía obtener la información más codiciada gracias a sus pajaritos, pero había algo que no estaba obteniendo y que se escapaba de sus manos.

Información del extranjero.

Cuando un extraño hombre con una oscura armadura exigió una reunión con la mano, Varys no pudo ver que era lo que quería. Pudo ratificar más tarde cierta información, pero demasiado escueta como para poder consolidar algo de completa utilidad. El hombre provenía de más allá de las Ciudades Libres y las tierras de Asshai, quien era más conocida como Asshai de la Sombra o la Sombra, de un imperio desconocido de oriente que nadie había oído hasta el momento. Por supuesto, eso solamente fueron pequeños rumores no confirmados, pero el eunuco solo pudo sentir cierto interés creciente en el hombre bajo el mando de lord Tywin Lannister, la Mano del Rey.

Las promesas que se hacían en los salones, en las salas, en las pequeñas reuniones...él las conocía, podía jugar con ellas para obtener el mayor beneficio para su propia paz y su propio interés. ¿Qué fue lo que el extranjero le prometió a Tywin para obtener la mano de Sansa? Eso era algo que incluso sus pajaritos no pudieron averiguar. Y por más que lo intentó, no pudo obtener ni siquiera una pizca de conocimiento sobre el asunto, perdiendo a algunos de sus pajaritos por el camino.

Era un hombre temible el extranjero.

Varys podía ver el peligro en la pieza que representaba el extranjero de tierras lejanas. No conocer sobre sus intereses, sobre sus lealtades o sobre su precio, ponía cualquier plan en un punto muerto hasta una fecha posterior. Incluso la amistad que el príncipe Oberyn profesaba por el hombre, era algo demasiado inaudito.

Debido a ello, había tenido que ir a lugares que prefería no pisar. Más concretamente, una tienda de campaña cercana a las lizas donde pronto se iniciarán los enfrentamientos del torneo por la boda del rey. Y era un lugar que llenó sus fosas nasales con el olor del sudor.

"Incluso después de un tiempo, esto no me agrada demasiado"

Aquella tienda era distinta a las demás: negra como la noche, sin estandarte, sin un símbolo que pudiera reconocer. No había representación alguna de una casa, de un caballero al que se le pudiera dar el nombre necesario. Aquella tienda tan llamativa, solo podía pertenecer al hombre que Vary estaba deseando conocer.

―Es bueno verlo, lord Varys.

Ojos azules lo miraron intensamente, brillando con lo que parecía ser cierta alegría o burla, sin pestañear ni siquiera una sola vez, como si hubieran sido construidos desde los mismos zafiros que parecían querer representar.

El extranjero estaba desnudo del torso para arriba, mostrando un cuerpo esculpido por los dioses, con músculos bien definidos y con cicatrices recorriendo cada centímetro de su torso como si fueran venas, siendo algunas más reconocibles que otras, como una que estaba sobre su hombro derecho y llegaba hasta poco más abajo que el omoplato y que parecía haber sido hecha con una sierra o una hoja dentada.

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