GUARDIANES DEL COSMOS

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Somos dueños del silencio,
en la parte más difícil de un sueño celestial.
Cuando no hay un tú, o un yo que regrese del cielo a besarnos,
en lo tartamudo del viento al tocar nuestras alas.

Vuela con el viento bajo la lluvia,
que no toque tierra sin probar de tu miel.
El cielo se ha vuelto pequeño justo ahora,
al descender en la marea incorrecta.

La magia de tu piel me parece completa,
cuando en la distancia sonríe la brisa del mar.
Dos cuartos de fe en la mano derecha,
y la tentación de escapar contigo en la mano izquierda.

Parafraseando la ineptitud de los tontos
y amando la lealtad de los valientes caídos.
Me someto al delito de encontrarte en mi desvelo de las tardes,
mientras la muerte me sonríe de frente.

Me encuentro un extraño, como el sol
en la noche del eclipse más raro de la historia.
Cantando a coro tu canción favorita,
me recuerda el amor de los dioses.

¡Despierta! Mi sinónimo no completa la oración,
y en la vida y la muerte no puedo despedirme sin encontrarte.
Podría ser más claro, si el tiempo me somete a prueba,
o si buscarte fuera más sencillo al cantarte.

Ese es el porqué de mis dudas más sagradas,
si lo ajeno es intocable y lo perdido no se halla.
No me sé la vuelta correcta al despedirme de la luz,
si solo la oscuridad me acompaña en la respuesta cruda.

Eres tú, o soy yo.
Y a la vuelta del mar en tempestades te apareces,
cuando la confusión me dispara en el pecho
y no soy más que un simple mortal de carne y hueso.

Solo con tu ausencia me conformo por ahora,
sin soñar en las marañas del tiempo al despertar,
cuando me sonríe la niña de un sueño diferente
y se corrompe mi corazón por un segundo en mi espacio.

Es por eso que no me atrevo a imaginarme,
perdido en el ahora del universo quieto.
Traspasando mi pecho en mis dudas con reflejos,
del sonámbulo coctel de imaginaciones mías.

Vuela lejos otra vez y esta vez no regreses,
no dañes mi alma, que me pierdo sin verte.
Somos dueños del silencio en los momentos inertes,
del amor a medias que sientes al verme.

Guardiana del tiempo, escapa,
no te quedes a verme sufrir por no encontrarme noble.
El parafraseo de un moribundo me ayudó a encontrarte la última vez
en un abrazo interminable de una poesía sin nombre.

Por eso me entrego por completo al destino,
aunque me jure arrastrarme de vuelta contigo.
Ya sé sufrir por no tenerte en mi vida,
y seguiré sufriendo por no vivir contigo.

Solo con tu ausencia me conformo por ahora
y la despiadada lluvia de la noche de marzo me sofoca.
Belleza mortal de mis delirios imaginarios,
poeta perdido en el rumbo equivocado.

Guardiana del tiempo que no se decide a volver.
Esclavo perdido dispuesto a su nombre borrar.
Desaparecido en el espacio del corto latir de mi alma,
entregado al dolor por traer de regreso mi karma.

Estaré solo hasta que me sonría la luna,
en la parte más alta del cosmos de tus labios.
Tal vez así se vuelva eterno el atardecer.
Y al fin tu nombre junto al mío mi alma pueda encontrar.

~ C.Merendur

Escritos de un poetaWhere stories live. Discover now