Laisser quelqu'un partir

11 4 15
                                    

Varios pasos frente a mi, estaba él, Llorando, sus lágrimas caían por sus mejillas, tenía sangre qué le corría desde la frente hasta la mandíbula. Cortadas en las manos, pedazo de vidrio en la ropa y parecía estar muriendo de frío. Sus labios morados igual que al principio, sus manos temblaban igual, y sus ojos no dejaban de mirarme.

Yo amé a ese hombre, solo estuve con el unas pocas semanas pero aun así lo amé.

Y me alegra almenos...

Habérselo dicho antes de caer.

—Ésta falsa mujer te ama verdaderamente.

Lara

>>¿Que pasó?<<fue lo primero que pensé al abrir los ojos y toparme con ese techo desconocido. Me despertó este extraño sueño donde me sentía caer, caer infinitamente en la completa oscuridad. Sentía una fuerte presión en el pecho que ahora simplemente desapareció.

La tristeza que sentía desapareció al abrir los ojos. Solo sentí unas lágrimas calientes delizarse por mis mejillas. Lágrimas sin propósito.

No sé la razón por la cual estaba llorando.

Pero creo recordar por que estoy aquí, en esta camilla, mirando ese techo blanco y conectada a estos aparatos.

—Chocamos ¿verdad? —susurré a la nada.

Lo último que recuerdo es estar discutiendo con mamá en ese auto y de repente... Se escuchó un estruendo... Y luego todo se vuelve oscuro.

Luego de parpadear un par de veces me dispuse a ver algo más que ese techo blanco. Comencé a moverme con la mirada, las máquinas a mi derecha, la puerta que de seguro da con el pasillo del hospital. Tantas jeringas y pequeñas bolsas con líquido intravenoso.

Y a mi izquierda...

Dormida, sentada en una silla con su ropa arrugada, con algunos moretones casi curados en el rostro y con las bolsas de sus ojos de un color gris, prueba clara de no haber dormido bien en días. Allí estaba mamá.

Estaba profundamente dormida sobre esa silla, con el seño fruncido y su cabello desalineado y descuidado.

Me alegra que esté viva. Me alegra mucho. Y es que no quiero perder a nadie más, no a otra persona. Sentí la necesidad de tocar su mano, para saber que realmente estaba allí conmigo y que no se trataba de otro sueño.

Justo estaba por poner mi mano sobre la suya cuando escuche:

—¡Dios santo! —exclamó una enfermera que recién entraba a la habitación —¡Despertó! —soltó al verme.

Para cuando volví a ver a mamá ella ya había abierto los ojos, me veía con sus ojos azules muy abiertos, mirándome aun inclinada hacia ella con la mano extendida sobre la suya, sin tocarla.

Entonces tragué saliva, y comencé a retirar la mano. Hasta que ella la tomó.

—Lo siento... —soltó con voz quebrada —Soy la peor madre del mundo y... Tuviste que casi morir para que yo me diera cuenta de eso.. —de sus ojos caían gruesas lágrimas, seguidas de moquidos —Sé que debes odiarme en este momento... Yo también me odio intensamente... Pero de verdad creeme cuando te digo que estoy tan feliz de que estés viva... —para ese momento ya estaba sollozando —Y-Yo... No quería.... q-quedarme sola... Ya perdí a tu papá, no quería perderte a ti también.

Let Somebody GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora