Evil Monster† Johan Liebert

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Dirijo mi mirada hacía el televisor, me daba curiosidad si ese aparato funcionaba, me acerqué.

Agarré el control remoto y apreté el botón de encender.

—Funciona....—dije en murmullo cuando lo vi encendido.

Me senté en aquel sofá y empecé a buscar entre los canales las noticias, paré en un canal específico.

Abrí los ojos desconcertada cuando vi lo que decía en aquel reportaje que estaba en directo en el noticiero.

Que mierda está pasando.

En este mismo momento lo que estaba viendo era un incendio que estaba recién apagado en un gran lugar, lo que decía la reportera me sorprendió aún más cuando dijo que ese lugar era donde estaban haciendo la ceremonia de la inauguración del Señor Schuwald.

Mi cuerpo entero empezó a temblar al saber el causante de aquella atrocidad.

— Johan...... —mi voz se escucha ahogada cuando dije aquel nombre, fue una reacción instantánea como si mi cuerpo y mi mente de manera inconsciente, el miedo, envuelve todo mi ser.

Todo se esta revelando cada vez más, sabiendo el verdadero infierno que se está viniendo, ese presentimiento de descubrir cada vez quien es él.

O tal vez ya estoy en el infierno, Johan quiere que vea que soy testigo de todo lo que él es capaz de hacer, que el mal está ganando y no hay nadie quien nos salve.

Seguí viendo la televisión, la reportera decía la hora de cuando fue causado el incendio.

14:25 p.m

Ahora actualmente son las 15:00 p.m.

Joder.

¿Cuantas horas estaba desmayada? Ayer enfrenté a Johan y me desmayé, pasó el siguiente día como si las horas fueran minutos desde que he estado dormida.

Y lo peor es que desperté en este lugar .

—Espera....—pensé en lo peor cuando Karl se me vino a la mente — Karl estaba ahí? Joder......—me empecé a preocupar, la reportera todavía no ha dicho nada de que había persona fallecidas en aquella ceremonia.
Karl y el Señor Schuwald estaban ahí, el lugar parecía un caos.

No podía quedarse con los brazos cruzados tenía que saber si ellos estaban bien. Su cabeza le comenzó a doler cuando pensó en las personas que estaban en la ceremonia, todo ellos sufrieron por la culpa de aquel hombre.

Aquellas personas no tenían la culpa de que ese hombre retorcido los dañe.

Junte mis rodillas poniendo mi cara en ellas.

Me sentía vulnerable.

Débil.

No quería llorar otra vez.

Se escuchó el ruido de la puerta siendo deslizada lentamente en aquella habitación, lo cuál ella se asustó y abrazó sus rodillas, ni siquiera levantó su cara para ver quien era la persona que estaba entrando, porque ella lo sabía.

Que estaba entrando el mismo diablo.

El crujir de la puerta hacía ponerle los pelos en punta, su corazón latía rápidamente presentía que en cualquier momento se le saldría.

Hasta que escuchó como la puerta se abrió por completo y los ruidos casi silenciosos de aquellos pasos caminaban hacía a ella.

—Estaba esperando que viera la televisión— dijo él con su voz suave, pero había algo, en la forma en que lo decía era fría y seca.