Capítulo 20.

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Capítulo 20| The Hangover, 2/3.

Antonella Cavalcante:

—¡Te voy a matar, Sebastian!— grita Nate.

—¡Tu fuiste quien lo propuso!

—¡Y tú aceptaste!

—¡Estaba bajo sustancias, imbécil!

—¡Tu me llevaste a perforarme el pene!— mi novio me señala.

—¡¿Disculpa?!

—Oh no, esos fuimos nosotros— le dice mi hermano.

—¡Estoy mojada!— chilla Max— ¡Y creo que me golpee la cabeza!

—¡Entraste en una pelea!— aclara Eleanor mientras lloriquea— Tengo el cabello largo de un lado y corto del otro y me arde la espalda.

—Ah, creo que nos tatuamos.

—¡Es tu culpa!

—¡Te voy a matar!

—¡¿De que maldito reto estás hablando?!

—¡Debe de haber una explicación!

—¡¿Que explicación habrá para que tenga un piercing en el pene?!

—Oigan chicos... creo que alguien estuvo en la cárcel— menciona Max alzando un teléfono.

—¡¿En la cárcel?!— Eleanor casi se desmaya.

—Recibí una llamada de la comisaría...

—¡¿Estuvimos en la cárcel?!

—¡Pues en la comisaría!

—¡¿Que coño hicimos?!

—¡Cállense!— les grito— Resolvamos esto como personas adultas... ¿Que pasó anoche?

Todos empiezan a contar sus versiones...

Horas antes.

—¡Por una noche que todos recordaremos!

Los seis nos damos un shot de vodka y volamos hacia la pista. El calor se siente, aún con el aire encendido ya que son mas de treinta personas las que se encuentran en esta fiesta. En la piscina, en el jardín delantero que lleva a la playa, en el pasillo de arriba y apostaría a todo mi dinero que ya se encuentran divirtiéndose en las habitaciones.

Después de un rato bailando con Will, le digo que estoy sedienta y él se marcha a esperarme en un sillón por que yo fui por mi propia bebida al mini bar que había montado Max.

Mientras me servía un vaso de ron con sprite, visualizo a Bash y a Max subiendo las escaleras mientras los dos están casi encima del otro. Me abanico con la mano cuando el calor y el cosquilleo me empieza a subir por todo el cuerpo. Los brownies ya están haciendo efecto cuando vuelvo con mi chico y me le subo a las piernas.

—¿Que haces?— acerca su cara a la mía para tener acceso a mi labio y morderlo.

—Estoy montando a mi chico— ronroneo en su oído y él reacciona dándome una nalgada.

Chupo su cuello y se que después eso dejara marcas pero él hace lo mismo con el mío y no puedo más que jadear en su oído mientras el disfruta magrear mi culo a su antojo.

—Me tienes mal, nena— susurra en mi odio y no soporto mas el tenerlo a él a mi completo merced con su erección presionada en mi húmeda entrepierna.

—Vamos a la habitación— suplico y el acepta, encantado.

Lo agarro de la mano y entre choques de labios, llegamos a la habitación de Nate y Eleanor, la cual resulta ocupada por dos gays que están compartiendo fluidos.

El Mejor Amigo De Mi Padre. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora