𝖣𝗂𝖾𝖼𝗂𝗌𝖾𝗂𝗌

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Eran las dos de la mañana, Anna dormía tranquilamente en los brazos de Enzo, hasta que algo la despertó

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Eran las dos de la mañana, Anna dormía tranquilamente en los brazos de Enzo, hasta que algo la despertó. No había publicado nada en días, ni siquiera había entrado a Twitter o Instagram.

 No había publicado nada en días, ni siquiera había entrado a Twitter o Instagram

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— Mmh, Anna — habló Enzo cuando sintió que ella estaba despierta —

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— Mmh, Anna — habló Enzo cuando sintió que ella estaba despierta —. Volve a dormir.

— Solo estaba dando señales de vida, perdón — respondió Anna dejando el celular en la mesa de noche.

Ella durmió de nuevo, tan cómodamente que no volvió a abrir los ojos hasta la mañana. Cuando sintió que Enzo ya no estaba en la cama y también por la vibración constante de su celular. Nunca había vibrado así.

Anna no le tomó importancia y fue a buscar a Enzo, que estaba cocinando algo mientras escuchaba un audiolibro.

— Buenos días, Enzo — se escuchó decir a la chica mientras llegaba y lo abrazaba por la espalda.

— Buenos días, mi amor — correspondió él sin verla, prefirió no quemar el desayuno — ¿Pudiste dormir bien?

—  Sí, algo, aunque mi celular no ha dejado de sonar como loco toda la mañana — dijo suspirando mientras se sentaba en la isla de la cocina —. Sólo espero que todo esté bien.

— Seguro que si, Annie. Vos no te preocupes, vení a tomar el desayuno — Enzo le puso su plato y tranquilamente le sirvió la comida.

Anna no era de las que dejaba el celular, pero prefería no tenerlo en ese preciso momento, le gustaba más disfrutar del tiempo con Enzo.

𝗣𝗥𝗢𝗙𝗨𝗚𝗢𝗦 | 𝖤𝗇𝗓𝗈 𝖵𝗈𝗀𝗋𝗂𝗇𝖼𝗂𝖼Where stories live. Discover now