𝖣𝗈𝖼𝖾

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Si la amas dile la verdad

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Si la amas dile la verdad. Pero Enzo no estaba seguro si amaba a Anna. Ella entre sus brazos esa helada noche y él sin poder dormir por aquellos pensamientos que se lo.impedían. Enzo cayó dormido sin esperarlo y solo se despertó cuando Anna se movió.

— Anna... — susurró, pero parecía que ella seguía dormida — Creo que te amo — no obtuvo respuesta, la rubia aún no despertaba —. Perdonáme — dijo y se levantó de la cama.

Se alistó, tomó sus audífonos y salió del hotel a correr, Enzo necesitaba pensar las cosas.

Un par de horas después, Anna se despertó en una cama medio vacía. No se asustó al no ver a Enzo en la cama, se asustó cuando no lo vió por ninguna parte de la habitación. Rápidamente buscó su celular e intentó contactarlo por mensajes.

Enzo ❤️

Saliste?

Dónde estás?
Leído

Anna se preocupó porque la dejó en visto, se mordió las uñas y con intranquilidad recorrió la habitación una y otra vez. Enzo se dignó a aparecer en la habitación una hora después, estaba todo sudado y con los ojos rojos, él intentó ocultarlo.

— ¡Enzo! Me tenías muy preocupada, ¿por qué te vas así?

— Perdón, necesitaba salir a reflexionar algo... — él la abrazó y después se sentó en una de las camas.

— ¿Qué te preocupa tanto? — le preguntó Anna poniéndose a su lado.

— Lo nuestro — dijo echándose hacia atrás y cubriéndose media cara con su brazo.

— Está bien, Enzo. Vos ya lo dijiste una vez, la verdad solo la conocemos nosotros — pero Enzo solo soltó un largo suspiro.

— Anoche... — comenzó a decir, Anna lo miró atenta — Una me besó en la fiesta, me la quería quitar de encima, pero no pude y la tuve que empujar.

La voz de Enzo parecía temblar con cada palabra pronunciada. Anna asintió a cada una ellas y cuando él terminó de hablar, ella le acarició el cabello.

— ¿Y por qué te preocupa entonces? Si la alejaste y vos no querías esta bien, además que aún no somos nada, Enzo — dijo Anna con una sonrisa tranquila.

Él por fin la miró con ojos llorosos y asintió confirmando sus palabras.

— Necesito un baño, si querés puedes pedir comida para el desayuno — habló levantándose rápidamente, sacó una toalla y se metió al baño.

Anna se puso algo sentimental, parecía que Enzo no pretendía hacerlo oficial pronto. Estaba extraño desde la fiesta y ahora que le había confesado el beso, eso parecía no cambiar en lo absoluto.

𝗣𝗥𝗢𝗙𝗨𝗚𝗢𝗦 | 𝖤𝗇𝗓𝗈 𝖵𝗈𝗀𝗋𝗂𝗇𝖼𝗂𝖼Where stories live. Discover now