I. Tazas de café

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Karasu y tú os conocisteis cuando eraís mucho más pequeños. Ha pasado tanto tiempo desde eso que ya ni recuerdas cómo pasó.

Él siempre ha sido una persona con la lengua muy afilada, nunca perdía la oportunidad de burlarse de la gente que él mismo denominaba como "mediocres" y detestaba el sentimiento de que algo estaba fuera de su control, lo que le llevaba a ser una persona egoísta e incluso en algunas situaciones desagradable.

Pero a pesar de eso, tú viste algo en él. Algo que los demás no podían. Un lado suave que escondía y que tan solo su familia y tú podíais apreciar.

En vez de dejarte llevar tu pesada mochila del instituto, él la coge sin ningún esfuerzo y la coloca sobre su hombro mientras continúa andando sin decir una sola palabra. Porqué sabe lo mucho que a veces te duele la espalda debido a su peso.

Ó cuando en la víspera del examen de Física y Química te invita a su casa y te recibe con un té y apuntes preparados para tí, preparado para explicarte todo lo que necesites aunque al final de la clase de repaso le pongas de los nervios.

En época de invierno, cuando la temperatura es de bajo cero y se te olvida la bufanda, Karasu pondría la suya alrededor de tu cuello cuidadosamente y asegurándose de que no vuelvas a pasar frío. Sin olvidarse de recordarte todo el rato lo torpe y olvidadiza que eres mientras sus agudos ojos azules se pierden en los tuyos.

Poco a poco pero de manera sutil, empezaste a sentirte diferente cada vez que le veías. ¿Era normal que tu corazón latiese tan rápido cuando te miraba o cuando compartiaís abrazos?

No podías evitar pensar en él día y noche.
Ni siquiera sabías si a él también le gustabas o si simplemente te consideraba como una hermana y ese mero pensamiento te causaba dolor en el pecho.

Así que, tras mucho tiempo de reflexión y varias conversaciones profundas con la almohada decidiste que ese día se lo contarás todo, cuando él cumpliese sus dieciocho años y ambos estuviesen a solas.

El día 15 de agosto, el cumpleaños de tu amor platónico y el día en el que posiblemente todo cambiaría.

⸻ Daisy.

La profunda voz de Karasu te sacó de tus pensamientos, sus ojos centrados en ti y en tu figura.

⸻ Hmm, ¿sí? ⸻ te giraste a mirarle, alejando tus brazos del balaustre.

Karasu estaba en su pijama habitual, uno de color azul y blanco con los pantalones y las mangas cortas. Sentado en una silla plegable en el balcón de su casa contigo a su lado mientras admirábais las estrellas de la noche.

⸻ Te quería dar esto... ⸻ en sus manos había una pulsera pequeñita hecha a mano con el inicial de su nombre y otra con el tuyo.

⸻ Las he hecho yo. He pensado en que yo llevase la "D" y tú la "K", para así acordarnos siempre del otro. ⸻ te explicó, sacando la otra pulsera.

Entonces, tomó tu mano y te ayudó a ponértela, sus manos frías rozando contra tu piel.

⸻ Qué lindo de tu parte, Tabi. Muchísimas gracias. ⸻ le sonreíste cariñosamente, poniéndole a él de vuelta su propia pulsera. ⸻ ¿Sabes qué?

⸻ Dime. ⸻ sus ojos seguían pegados a ti mientras terminabas de atarle la pulsera alrededor de su muñeca.

⸻ Cuando no te estás quejando de todo o siendo un gruñón, eres un cielo. ⸻ comentaste mirándole. ⸻ Creo que triunfarías muchísimo más con las chicas si sonreirías un poco más.

Si no le conocieses tan bien no habrías sido capaz de notar ese pequeño sonrojo en su cara.

⸻ Cállate ya... ⸻ se cruzó de brazos y piernas y miró al otro lado oyéndote reír, esbozando una tierna sonrisa.

Para tu suerte, el día anterior te propuso quedarte en su casa a cenar con él y probablemente hacer un maratón de películas de terror.

Y ahí estabais, tú y él en su balcón, sentados en unas sillas incómodas con dos pulseras a juego y tazas de café. Con algo tendríais que aguantar toda la noche, ¿no?

 Con algo tendríais que aguantar toda la noche, ¿no?

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𝐃𝐎 𝐈 𝐖𝐀𝐍𝐍𝐀 𝐊𝐍𝐎𝐖? ──── karasu tabito.Where stories live. Discover now