Capítulo 16.

25 2 17
                                    



Lily me había advertido que iba a doler. Ella había tenido un accidente de auto hacía dos años. Su amiga, la conductora, se había saltado una señal de stop y había chocado con el lateral de otro auto. Mi hermana pequeña se había golpeado el rostro con el airbag, consiguiendo dos ojos morados y una nariz hinchada, pero para lo que importaba, había estado bien.

Así que cuando el día antes le había dicho que había tenido un accidente — porque lo habría averiguado de todos modos y había preferido ser quien se lo dijese—, me había advertido. Antes de eso, me regañó por contarle por mensaje de texto algo tan serio. ¿Qué sucedió?, me había chillado básicamente.

Para darles crédito, Kyra también me había enviado un mensaje inmediatamente después de eso, y Thea me había enviado un mensaje justo una hora después. No dijo nada sobre el fin de semana, y yo tampoco había tenido el corazón de sacar el tema.

Pero volviendo a Lily, había dicho: Va a doler.

Aun así estaba sorprendido cuando me desperté esa mañana y me sentí como me imaginaba que se sentiría una persona por la que habían pasado por encima. Me dolía tanto el cuello que no podía girar la cabeza en ninguna dirección. Me ardían los hombros. Honestamente, me dolía todo, incluso el lugar justo en el centro de mi pecho donde había estado la mano de Tomlinson.

Me llevó el doble ducharme y vestirme, me llevó el doble incluso bajar las escaleras, porque juraría que incluso mis rodillas se habían visto afectadas por el golpe. Me sentía como un robot mientras me preparaba el desayuno y agradecía todo en el mundo que hubiese hecho suficiente comida para los siguientes días, incluso si no era lo más sabroso que había comido.

Dos analgésicos después, me encaminé hacia la puerta, tomando el resto de mis cosas y llaves.

Por un segundo, pensé en llamar al trabajo. El señor Cooper sabía que habíamos tenido un accidente. Lo había llamado mientras la policía había hablado con Tomlinson para conseguir su declaración. Él había sido quien había llegado hasta donde estábamos a recogernos. Me había dado un gran abrazo, dándome la oportunidad de sentir un débil temblor atravesar su cuerpo.

Había visto la larga, muy larga mirada que había lanzado en dirección de Tomlinson, mientras el hombre se esforzaba en no mirar al señor Cooper mientras yo había estado alrededor. Sus ojos habían estado fijos en la grúa que llevaría su camioneta al taller.

Después de eso, el hombre mayor me había dejado en mi casa y prometió tener a alguien trayéndome mi auto más tarde, dándome otro abrazo y diciéndome que estaba contento que estuviese bien después de atravesar la puerta.

Pero en cuanto pensé en llamar, me dije no a mí mismo.

No me estaba muriendo. No había nada que pudiese hacer en casa para que mereciese la pena quedarse. Si tenía que ir más lento, nadie se quejaría.

Excepto Jason, pero no iba a malgastar mi tiempo o paciencia en él. Hoy no era el día para que él me lo pusiese difícil. No con sus dos strikes. Abrí la puerta de entrada y di un paso fuera, solo para detenerme completamente. Porque estacionado en mi camino de entrada, detrás de mi auto, estaba una nueva camioneta negra.

Sentado claramente en el asiento del conductor estaba Tomlinson.

Pestañeé. Luego pestañeé un poco más, asegurándome que mis ojos no me engañaban.

Quiero decir, sabía que no me estaba imaginando cosas. Este no era un déjà vù, o un momento donde estoy viendo un espejismo de un oasis. Esto era real.

Tomlinson estaba en mi camino de entrada.

Afortunadamente, logré mantener la compostura lo suficiente para cerrar mi puerta de entrada y bajar los escalones, mirando mi auto allí después de que uno de mis compañeros de trabajo lo hubiese traído una hora después de que el señor Cooper me hubiese acompañado a mi puerta de entrada. Tomlinson ya me estaba mirando mientras me encaminaba hacia él, y no pude evitar sentirme un poco sorprendido cuando las puertas fueron desbloqueadas y en lugar de la ventanilla siendo bajada, se inclinó sobre los asientos y abrió la puerta.

Harry and the LieWhere stories live. Discover now