Capítulo 13.

29 2 8
                                    



—Realmente no tienes que hacer esto.

Tomlinson ni siquiera resopló ni puso los ojos en blanco cuando dije las mismas palabras que ya le había dicho cinco veces desde que se había acercado a mi casa y me había arrojado la bomba.

Harry, te llevaré a Dallas. Empaca tus cosas.

Por supuesto que había reaccionado como lo haría cualquier persona sana. Me senté allí y me quedé mirando fijamente durante un minuto, hasta que me levantó las cejas y me dijo:

—La noche no se volverá más joven, niño. Vámonos. Y eso, eso me había sacado de allí.

Lo que luego nos inició en una discusión de cinco minutos de ida y vuelta acerca de por qué no tenía que llevarme y por qué iba a hacerlo. Quiero decir que él apenas podía terminar una conversación conmigo sin jadear y sacudir la cabeza. Sin embargo, ¿quería llevarme a Dallas?

No era el tipo de persona que le decía a alguien que no me ayudara, pero simplemente no tenía sentido.

Y aun así, me encontré en su camioneta veinte minutos después con un bolso lleno de ropa, mi cepillo de dientes, mi estuche de lentes de contacto y la solución.

Suspiré y apoyé mi hombro contra la ventana.

—Tomlinson.

—Harry.

Apreté mis labios, mirando su perfil en la cabina oscura.

—Date la vuelta y llévame de vuelta. En primer lugar, no debería haber subido al auto. No necesitas hacer esto. Estoy seguro de que tienes mejores cosas que hacer.

—No tengo.

Solté un suspiro que hizo que él me mirara.

—No tengo —repitió, con sus largos dedos flexionándose sobre el volante. Suspiré de nuevo.

—Fue solo una pequeña mentira, Tomlinson.

—Le mentiste a los jodidos policías, Harry. Eso es un delito grave si no lo sabías.

No hay nada de pequeña en eso.

Supongo que no había ninguna discusión con eso. Deslicé mi mano sobre mi rostro y respiré, llevando mi mirada hacia él, tratando de ser furtiva al respecto para que no pudiera verme haciéndolo. ¿Quién era este hombre? No es que me quejara de que en realidad me estaba hablando y me estaba preguntando cosas y tratando de ser amable, pero...

—¿Por qué estás siendo un dolor en el culo por el hecho de que vaya contigo? —preguntó de repente, forzando a mis pensamientos a regresar.

Dejé de tratar de ser astuto con mis miradas y solo miré fijamente.

—No estoy siendo un dolor en el culo. Tú lo eres. —Flexioné mis dedos, recordando que este era mi jefe—. Lo digo con todo el respeto de que seas propietario de Cooper y que yo sea tu empleado, por cierto. Por favor, no me despidas.

Él negó y no estaba seguro si era porque no iba a despedirme o si solo me estaba poniendo de nervios.

Conociendo a Tomlinson, podría ser cualquiera de las dos.

—Mira, aprecio que hayas venido conmigo. Realmente lo hago, Tomlinson. Me gusta tu compañía. Lo sabes. —No me perdí la forma en que se volvió para mirarme, solo por un segundo, solo por una fracción de segundo, pero no me lo perdí. La cosa era que no sabía qué pensar acerca de la expresión cautelosa en sus rasgos cuando lo hacía—. Pero te lo dije, no me debes nada. Honestamente, probablemente hubiera llamado a mi mejor amiga para que fuera conmigo si no hubieras sido... voluntario.

Harry and the LieWhere stories live. Discover now