Después de tanta agitación solo le quedo regresar a su casa para darse una ducha y poder retornar al entierro. Trataba de relajarse, de tomar fuerzas al inhalar todo el aire que podía, despejarse de todo lo que existía, mientras que su cuerpo mecánicamente se desvestía para enjuagar todas sus cargas en el agua. Sin embargo por más agua fría que caía sobre su rostro, no podía desvanecer esa sensación de vacío.
Ese sentimiento que la viene persiguiendo cada instante en que intenta estar sola. Son en esos momentos en que no sabe si es el agua que quema su piel o son las llamas que siente surgir desde su pecho y garganta lo que hace que su cuerpo arda. No puede evitar que todos sus pensamientos regresen a la misma escena que ocasión la muerte de una parte importante de su alma.
Dentro de sí, pudo darse cuenta que era desde su interior ese infierno de donde surgía el ardor pues cuando menos se lo esperaba ya se encontraba secándose y vistiendo mientras se miraba en el espejo. Pero al verse no podía dejar de mirar sus ojos como si desde ellos pudiera encontrar la respuesta a su desdicha. Seguía observándolos cada vez con más intensidad al darse cuenta que se encontraba sin él, no sola, pero sin su aroma acompañándola como lo solía hacer después de verlo.
En ese momento voltea su mirada hacia su armario. Y sin dudar, abre una de sus puertas mientras se inca para abrir una caja arrinconada bajo algunas de sus prendas y zapatos. Al tenerlo en sus manos, dudaba si abrirlo o no, no quería que se acabara, no tan pronto. Pero las heridas de su alma lo a meritaban. Necesitaba de él en estos momentos y más que nunca.
Alzo muy poco la tapa pero lo suficiente para que con las yemas de su mano derecha rozara la única prenda que quedaba de él. Después de unos segundos unas cuantas lágrimas diminutas brotaron de sus ojos, a pesar de que estaban secas. Una rabia en su corazón la invadía, una impotencia por no poder verlo, un coraje por seguir allí y no poder estar allá. El fuego de su interior incrementaba a cada segundo consumiendo y reduciendo su corazón en cenizas.
