Capítulo 32

24.7K 1K 111
                                    

Máximo.

Los medios aun no dejan de trasmitir la muerte del hermano del presidente, es una noticia de relevancia en la actualidad. Toda su nación esta impactada con ese hecho y no es para menos. Así como uno cayó pueden caer los demás. Solo es cuestión de días.

Por el momento nos seguimos manteniendo en Rusia, Renzo despertó desde hace una semana, cuando abrió los ojos lo único que hizo fue preguntar si yo estaba bien y ordenar que me dejaran pasar, me inspecciono y luego pidió que pase Irina y Rose. No hizo ni dijo nada más.

Se está recuperando en su casa con ayuda de su madre y su mujer, pero tal como lo dije, la herida ha vuelto a abrirse, ese gran puñal que le atraviesa el pecho desde hace tantos años ha vuelto a sangrar. Su padre, esa es la herida más grande que tiene.

Cada vez que lo visito esta como ido y no quiere hablar, a duras penas balbucea dos palabras.

Conduzco hasta el Palacio del Kremlin, en la entrada me reciben los militares que me reconocen de inmediato dejándome ingresar.

Bajo del Bugatti abrochándome el traje negro que llevo puesto, camino a grandes zancadas por los pasillos del palacio soviético, con una asistente que corre cobre sus tacones tratando de seguirme el paso, me adelanta un poco apresurándose a abrirme la puerta de la oficina de Dmitri Lébedev, presidente de Rusia.

-Rey, lo esperaba.-saluda haciéndome una reverencia apenas ingreso.

-Siéntate.-le ordeno dirigiéndome a mi lugar.

-Entendido, señor.

Hace el amago de sentarse en la silla presidencial.

-¡Ahí no!-grito, deteniéndolo.-¡Ese es mi lugar!-lo aparto, dejándome caer en el sillón de gamuza rojo.

Este es el trono desde donde dirijo el país del que soy dueño.

Apoyo mi espalda en el respaldar, esperando a que se siente frente a mí, en una de las sillas de invitados.

-Empecemos.-juego con la pluma negra que estaba sobre el escritorio.-¿Has visto las noticias?-pregunto mirándolo directamente a los ojos, intimidándolo.

-Sí, señor.

-Entonces ya estas enterado de que asesine al hermano de Marc.-abre mucho los ojos, parece que se le van a salir de sus cuencas.

-¿Usted lo asesino?-inquiere curioso.-Dicen que lo mato la picadura de una serpiente.

-Eso es lo que hice que creyeran, lo mato el veneno, pero la serpiente nunca lo toco. Dispare el veneno en su cuello.

-¿Marc lo sabe?

-Me importa una mierda si lo sabe o no lo sabe. Eso es lo que le pasa a los que intentan meterse conmigo.

-Eso traerá consecuencias, rey.

-Justo por eso estoy aquí. Necesito explicarte cual será el plan que ejecutaras el día que me acontezca un evento desagradable.

-¿Cuál es el plan, señor?

-Declararemos la guerra a la media noche, no antes, es mejor atacar cuando nadie se lo espere, además, será la única forma de hacer el despliegue que deseo; enviaremos tanques de guerra a sus límites fronterizos, también quiero avionetas de guerra sobrevolando cielo americano, quiero que todo un país se cague de miedo, pero sobre todo él. Tomaremos el país y solo cuando yo te lo ordene lo apresaras y lo traerás ante mí.

-El gobierno ruso seguirá sus órdenes, rey. El día que usted ordene Marc estará arrodillado frente a usted.

Me pongo de pie, dirigiéndome a la puerta. Voy directo a mi empresa, tengo asuntos importantes que atender, hoy registrare un ingreso neto de 300 millones de euros en mi cuenta bancaria.

DINASTÍAOù les histoires vivent. Découvrez maintenant