Extra: la luz del averno.

419 50 34
                                    

Alizah

El averno está totalmente sellado nadie puede entrar ni salir, mi plan funcionó, solo queda una piedra en el zapato que debo quitar, pero al menos ya puedo respirar con tranquilidad. Ya han pasado algunos años y no hay rastro de Dianne por ningún lado, es como si el mundo se la hubiese tragado, Cerbero dice que no debemos bajar la guardia.

Me ha enseñado que el Averno es el espejo del mundo, es como su contra cara, los habitantes que dejan de estar en la tierra pasan a habitar aquí y dependiendo sus pecados, las zonas a dónde irán, solo he conocido la cuarta parte de este lugar y sinceramente siento que no voy a terminar nunca, he visto cosas que nunca imaginaria, pero aún así no me da lastima nada de lo que veo, porque también sé porque están recibiendo aquí este castigo y el ver lo que han hecho o causado en la humanidad me hace entender el afán de mi padre para mantener controlado este lugar.

—Mocosa—me dice Cerbero llamado mi atención para que lo siga, él va delante mío, el sudor en su espalda hace que su torso se vea más marcado, en el infierno se la pasa sin camisa, fue muy fácil acostumbrarme a la idea de verlo así.

Aún no se que se supone que seamos, nos hemos dicho tantas cosas pero al terminar de decirlas es como si nunca se hubiesen dicho, él parece olvidarlo y yo lo hago con él o eso quiero creer.

—Alizah, vengo para que vayamos con los demonios que querías ver—me llama Zayn llegando hasta mi, yo le sonrió y volteo a ver a Cerbero que tensa la mandíbula sin decir nada.

—Lo siento, sera más tarde, ando un poco ocupada ahora.

—Voy a estar en la habitación blanca, te veo ahí—me indica y yo asiento.

Lo observó alejarse y volteo hacia Cerbero pero tengo su torso delante mío, doy un paso hacia atrás para mirarlo a los ojos y paso saliva cuando veo su mirada que me hace retroceder.

—No vas a ir a ninguna habitación,¿Quedó claro?

—Claro, y tú eres el Rey del infierno y te debo de hacer caso, ¿No? —ironizo

—No estoy jugando, mocosa.

Resoplo frustrada porque Cerbero en plan posesivo es el detonante del límite de mi paciencia, así que prefiero darle por su lado.

Hoy elijo tener un día en paz, él decide ya no llevarme a dónde me había dicho así que enojada salgo directo a ver a Zayn a la habitación blanca es el lugar más pacífico dentro del averno.

La habitación está al final de un inmenso pasillo, pero es la única que da de frente al final del pasillo, de hecho fue el primer lugar en el que no me perdí dentro de este laberinto infinito.

El aliento pesado detrás de mío y el escalofrío que corre por todo el cuerpo hace que ni me queje cuando siento el tirón que me estampa contra la pared del pasillo.

Su mirada oscura cala toda mi piel, pero aunque me cueste trabajo sostenercela lo miro directamente a los ojos, como si eso no me afectará, como si la piel no se erizará o el cuerpo me temblará.

—Te dije que no ibas a ir a ninguna habitación—bufa molesto, su mirada es penetrante y su mano viaja hasta mi cuello sin ejercer presión, pero yo contento el aliento.

—Y yo nunca te dije que no lo haría.

—Te voy a quitar lo contestona.

—No creo que sea posible—le digo rápidamente y el suelta una risa.

Me carga con un solo brazo y le pido que me baje, él no se molesta en hacerme caso, por lo contrario siento que mi garganta se seca de tanto gritarle para que me responda.

Averno © [Trilogía Destino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora