†Dos†

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Lucifer

Nieto...

Cuando mi tía le gritó eso, el silencio que se formó fue sepulcral, mi abuela Zeena se acercó a mi para detallarme, estoy seguro que si hubiera tenido una lupa me hubiera inspeccionado con ella, su mirada celeste se encuentra con la mía y trato mantenerle la mirada, ya me habían dicho que sus ojos eran desastrosos, pero no creí que tanto.

Por otro lado mi abuelo parece confundido y preocupado.

—¿Cómo es posible? —susurra él y mi tía Raizel le explica lo que pasa cuando una mujer y hombre se aman a él parece cabrearlo más y pasa su mano por la cara frotándose irritado.

Ellos se ven tan jóvenes que no entiendo cómo es eso posible, se ven como en las memorias que me han mostrado y en la última que ví, fue cuando mi tía Raizel fue al infierno y se veían mucho mayores.

—No les había contado porque me iban a regañar, pero ese no es el punto, el punto es que el es el hijo de Alizah y hoy está aquí.

Mi abuela me mira, me toca me siente, la dejo hacerlo y el calor de su piel hace que me estremesca, pero no me incómoda, me gusta.

—Eres igual a tu padre—susurra y asiento desganado.

Lo he escuchado tantas veces que ya ni siquiera me toma por sorpresa.

—Depende quien sea tú padre, ¿Zayn o Cerbero?—Pregunta mi abuelo y yo no puedo evitar reírme, mi tía Raizel voltea a mirarme anonadada y me sonríe.

—¡Az!—lo reprende mi abuela.

—Zayn, es mi padre, pensé que ya había quedado claro—le respondo y es él el que se acerca a mirarme detalladamente.

—Dices propiedad de Cerbero por todos lados—bufa molesto y mi tía se ríe.

—¿Cómo está mi niña?—pregunta mi abuela y es extraño pensar en ella de esa forma ya que parece mi hermana, ni siquiera parece la madre de mi tía Raizel.

—Bien, ellos han encontrado la manera de que todo funcione.

Ella asiente pero es mi abuelo el que se acerca a mí con intriga.

—¿Cómo saliste?—me pregunta profundizando la mirada, como si quisiera escarbar atraves de mi piel.

Sus ojos son de un color miel claro algo maderoso, pero cuando profundiza la mirada se van oscureciendo dándole un aspecto más intimidante.

—Mamá, me envió. Ella quería que estuviera con ustedes antes de que cumpliera los 19.

—¿Por qué antes?—pregunta mi tía Raizel.

—No lo sé, mi padre le insistió mucho en dejarme ir y ella termino cediendo.

—Az—susurra mi abuela y se miran como si pudieran leerse la mente.

—Raizel estará contigo día y noche, hasta que aprendas cómo moverte en este mundo, ¿Entendiste?—me dice con seriedad y yo asiento.

Él no deja de escarbarme con la mirada mientras sale de la habitación junto con mi abuela que luce afligida.

Volteo a ver a Raizel y ella me regala una sonrisa amable, se empieza a escuchar que discuten y ella me mira apenada.

—No suelen ser así, solo en casos especiales—susurra.

—¿Soy un caso especial?

Ella sonrie nerviosa y me hace señas para salir de la habitación.

—Sé que algo paso, mi hermana no deja ir a las personas a menos de ser necesario, la vez que nos vimos, ella me dijo que debía estar preparada porque la lucha no sería en el averno, ni con ella.

Averno © [Trilogía Destino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora