UNO†

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RAIZEL

—No entiendo porque no puedes creer en esas cosas, ¿Como explicas el bien y el mal?

Ella me mira con indignación y yo desplayo una leve sonrisa cuando me habla.

—Claro que no, ¿El cielo, el infierno? Tonterías-Bufo.

Ella se recuesta sobre el césped dejando caer su cabeza junto a la mía, su melena negra y las puntas difuminadas de azul caen sobre mi cara obligándome a apartarme un poco.

—Que fascinante es hacer esto, es decir pasar un rato agradable con una buena compañía, te hace sentir menos solitario.

—Aja—le respondo.

—Estar contigo es como estar sola, y me agrada la soledad, me agrada tu compañía, Raizel.

No se si es un alago pero se me escapa una sonrisa cuando volteo a mirarla y ella me sonríe con la misma ternura característica de ella.

Mientras he estado en la tierra he descubierto muchas cosas que me gustan.

Me gusta el olor de las gardenias.

Me gusta el brillo de las estrellas en la oscuridad de la noche.

Me gusta sentir la brisa del mar.

El olor de la lluvia se ha convertido en mi fragancia favorita.

El arcoiris que se forma despues de una hermosa brisa es mi imagen favorita.

Las mariposas son las criaturas mas maravillosas.

El espectaculo de la aureola a la luz de la luna es algo que jamas me cansaria de ver.

El café es la bebida más adictiva que he probado.

Pero lo que más me gusta es la forma en los que en su pupila se detalla un hermoso girasol.

Así que sin más le sonrió, porque esto último es eso que ella jamás sabría.

Después de un largo rato de silencio cómodo, ella decide romperlo para levantarse lentamente.

—Me tengo que ir, mi padre tiene que hacer una predicación, lo han invitado a una iglesia a hacer la misa de esta tarde.

Abro los ojos lentamente y le hago un mohín asintiendo.

—¿No quieres ir?—dice vacilando un poco al hablar.

—No, paso... Se cae la iglesia si entro—le digo con una sonrisa y ella se ríe como si hubiera dicho un sarcasmo.

<<No lo es, cariño>>

Ella se va, la observó caminar y voltea para decirme adiós nuevamente, yo le sonrió y hago lo mismo, levantándome del piso, sacudo mis vaqueros y me dispongo a ir hacia mi casa para ver a mis padres.

No puedo dejar de pensar en la tierra, en el caos que está provocando que nada pueda entrar en el averno, sé que esto tendrá sus consecuencias, y no creo estar preparada para enfrentarlas.

Choco con alguien que se para justo delante mío y me obligó a alzar la vista irritada por no poner atención a lo que tengo enfrente de mi.

—Tia, Raizel—susurra él chico frente a mi y flaqueo un poco al detallarlo.

No les he dicho a mis padres de él, el hacerlo hubiera implicado que ellos dejarán de estar en paz para ir a buscarlo, para conocerlo, para hacer todo lo que mi hermana no quiere que se haga.

_Wow, ¿Cuánto has crecido?, ¿Cómo ha pasado esto?—no se que decir estoy totalmente anonadada y el vómito verbal sale sin pensarlo.

—Se llama tiempo y vida.

Averno © [Trilogía Destino]Where stories live. Discover now