no fue planeado ser padre. Cro X Eli (terminada)

26 temp 2 📍

narra Elizabeth

Me desperté temprano el sábado por la mañana y me asomé por la ventana de la habitación. La luz del sol brillaba sobre mi jardín, y sentí una brisa fresca en la cara. Escuché el sonido de los autos pasando por la calle y a mis hijos riendo en el cuarto de al lado.

Me levanté de la cama y me dirigí a la cocina para hacer el desayuno. Tomás estaba sentado en la mesa mirando su celular.

- Buen día mi amor - dijo Tomás sonriendo.

- buen dia - respondí yo.

Tomás se levantó de la mesa y se acercó a mí. Me tomó de la mano y me dijo:

- ¿Qué te parece si hoy vamos a la playa?-

- y los otros chicos? - pregunté ya que no estaba ninguno de nuestros amigos

- se fueron a ver la cuidad y les dije que  sería lindo sí estábamos nosotros solos con Lautaro y Mauro - levantó los hombros

- entonces dale, vamos a la playa - le dí un pico.

- Perfecto, entonces después del desayuno comenzamos a preparar todo para irnos temprano - dijo Tomás.

Empezamos a preparar todo para nuestra aventura a la playa. Tomas compró comida y bebida y yo me encargué de los juguetes de playa de los niños, las toallas y el protector solar. Tomás y yo nos miramos el uno al otro y sonreímos.

- fue muy lindo de tu parte que le hayas dicho eso a los gurises. Va a ser un lindo día hoy - dije yo.

- Sé que será un lindo día -  respondió Tomás.

Llegamos a la playa, extendimos las toallas en la arena y empezamos a jugar con los niños. Mis hijos estaban felices y disfrutando de la playa, corriendo por la orilla del mar, haciendo castillos de arena y bañándose en el agua. Tomás y yo nos reíamos y disfrutábamos el paisaje mientras los niños jugaban.

Tomás y yo decidimos que era el momento de tener un día juntos en la playa, algo romántico y divertido
Caminamos por la playa, tomados de la mano, y admiramos la belleza del océano Pacifico. El sol estaba brillando, el agua era de un color turquesa, y la arena parecía una fina porcelana.

Mientras caminábamos, me di cuenta de que Tomás no dejó de mirarme ni un solo momento, no podía evitar sentirme un poco cohibida, así que le pregunté qué sucedía.

- Eres hermosa - me dijo con una mirada seductora. - Me siento muy afortunado de estar contigo -.

Sentí los colores subir y di una risa nerviosa mientras miraba hacia otro lado.

Tomás me tomó del mentón para que lo mirara a los ojos y me dijo: - Quiero pasar todo el tiempo posible a tu lado -. Y así me besó.

La sensación de suavidad en sus labios me hizo sentir mariposas en mi interior. Tomás me tomó en sus brazos y sin separar su boca de la mía, me llevó hacia la orilla del agua.

Mientras estaba en los brazos de Tomás, mirando el mar, una ola más grande que las anteriores se acercó hasta nosotros. Tomás me levantó en cuanto llegó y nos sumergimos en el agua. Sentí cómo el agua salada se abría paso por mi nariz y boca, así que salimos a la superficie y comencé a reír, sintiendo la adrenalina.

- Qué boludo. Me atoré -, comenté sonriendo.

- Lo sé, pero sé que me tienes que perdonar -, me dijo mientras se acercaba a mí.

- Por qué tendría que perdonarte? -, le pregunté con una sonrisa.

- Por esto -, respondió, para luego darme un beso apasionado que duró unos minutos.

Después de una buena sesión de caricias, decidimos buscar un sitio donde pudieramos estar más cómodos y hablar un poco más.

En una parte de la playa donde había menos gente, Tomás sacó una manta y nos sentamos en ella. Exclamando lo buena que estaba la sombra y que teníamos nuestro propio lugar. Teníamos a los niños a la vista, se veían muy juntos y divertidos y eso me ponía feliz

Mientras me sumía en la brisa y los sonidos de las olas, Tomás tomó mi mano y se inclinó para besarme. Respondí a su beso y la atmósfera se vuelve más íntima. Tomados de la mano, nos acostamos juntos en la arena.

Me senté en la arena y Tomás me abrazó por detrás, cubriendo mis manos con las suyas. Me sentí tan segura entre sus brazos que simplemente cerré los ojos y disfruté del momento.

- Te amo demasiado -, dijo Tomás.

- Yo también te amo, Tomás -, le dije con una sonrisa.

Tomás besó mi mejilla y mis labios, me acarició el