32._ Última Oportunidad

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La pérdida no es nada más que el cambio y el cambio es el deleite de la naturaleza


La noticia había impactado a todos, en especial al señor Wu y Anne Boonchuy.

Un nudo se formó en su garganta y un dolor inmenso se acumuló en su pecho, no podía parar de llorar por lo acontecido.

Sasha tenía los ojos lagrimosos y aún así se acercó a su amiga para intentar calmarla.

—En un rato más le entregaremos las pertenencias de la señorita—el médico se alejo.

Pero nadie dice nada, la mayoría ya esta llorando por la noticia del doctor.

[°]

La joven se encontraba en el soleado cuarto de baño de mosaicos blanco y negro, tarareaba una canción mientras pensaba si era buen momento de asearse o de prepararse el desayuno, pero se vio interrumpida al llevarse las dos manos a la frente y la oprimio por un momento. Luego apoyo las manos sobre el borde del lavabo blanco y una gruesa gota de sudor resbaló de su ceja derecha a su mejilla dejándole una impresión refrescante.

Sintio como si su cabeza, un momento cercenada y puesta a flotar en una atmósfera de bárbaro calor, volviera a quedar ajustada sobre sus hombros. Se pasó la punta de la lengua por los resecos labios e hizo un esfuerzo para reanudar el flujo de la saliva en su paladar. Sólo habría podido describir su sensación como una gruesa línea de amargura que recorría el centro de su paladar y su lengua y bajaba por su garganta hasta su estómago, repentina y agudamente adolorido.

Escudriñó su rostro en el espejo en busca de una explicación. No era la primera vez que esto le ocurría, estaba segura, ese calor extraordinario que arrebataba su cabeza y la hacía flotar en un ambiente de vapor y de fuego. Mientras se examinaba en el espejo no pudo reprimir una sonrisa.

No estaba tan mal para la edad que tenía. Su rostro todavía joven, sus labios eran especialmente juveniles, frescos, y la línea de su mentón suave, quizás demasiado suave para la edad de Marla Burke.

Solo sus ojos no la satisfacían. Eran unos ojos que siempre le habían dado la impresión de pertenecer a otra persona. Unos ojos dorados y ajenos. Su padre biológico solía decirle que aquel par eran de color mostaza.

—"¿Dónde estarían ahora su nuevo padre y el joven protegido del señor Wu?".

Mientras se friccionaba la piel del rostro con alcohol recordó, casi en voz alta, el verso de "¿A dónde van las personas muertas, Padre?, ¿A dónde van?", y luego, por natural asociación recordó las sabias palabras de su progenitor, "Hijita, ¡solos se quedan los vivos!".

Esto último le pareció definitivamente muy bueno, sobre todo si salían de la boca de su padre.

Limpió cuidadosamente el arma que había tomado prestado y la cerró, guardándola en el pequeño botiquín armario que estaba en el baño.

Pensaba en devolverlo después de regresar del nacimiento de su hermano.

En eso, escucho su móvil sonar, al ver que era su madre dudo en contestar.

—¿Ahora que querrá?— Se preguntó fastidiada.

—¿Dónde estuviste el día de ayer? —Reclamo la señora Burke.

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⏰ Last updated: May 09, 2023 ⏰

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Tiempo (Marcanne) Where stories live. Discover now