Como casa hecha de naipes, toda estabilidad en la familia Cullen cae durante su segundo año viviendo en el tranquilo pueblo de Forks, Washington, cuando la rebeldía parece afectar a uno de sus miembros más rectos. Y es que, si uno puede darse el luj...
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❛LA HORA❜
—¡Es porque eres muy imbécil para darte cuenta, Edward! —grita Damien, colérico. Atrás de él, en el umbral de la puerta, Chandler cubre su rostro con la palma de sus manos, como si aquella barrera sirviera para protegerlo del regaño por atender al albergue; al lado de él, Marius lo rodea con un brazo, en apoyo—, ¡A nadie podría importarle menos lo que hagamos!
—Jamás habíamos sido tan poco sospechosos como ahora —secunda Jerome, con un gesto de repudio al cobrizo. Su mente, antes ocupada en recitar al pie de la letra los versos del musical de Moulin Rouge!, la encuentra enturbiada por el accionar de un carrete sin fin de los malos desplantes de Edward, incitado por la rabia ante el enfrentamiento de éste apenas llegaron a casa—, ¡Hoy cuántos no nos miraron como personas! ¡Como personas normales!Te habrías dado cuenta si no estuvieras tan metido en tu jodida burbuja... Recuerdo perfectamente —recalca aquellas palabras, provocando que Edward ruede los ojos ante lo que él llama, la demostración de su petulancia infinita—, la última vez que no levantamos sospechas... 1998, gran año, estábamos en Hungría y fue la única vez que interactuamos con la gente, que convivimos con estos, porque tú estabas dispuesto a aprender la cultura... Y claro, todo terminó también porque tú quisiste irte a otro lado.
Marius, dando un paso al frente, pronuncia—. Ir al albergue y ayudar es poco comparado con lo que vivimos en Hungría... De todos modos, ¿Carlisle puede trabajar y hacerse amigo del hospital entero y del sheriff y tu revelar el secreto a la hija de éste, pero nosotros no tratar de ser adolescentes normales?
—Creí que apoyaríamos el criterio de cada uno —dice Chandler, aún con la cabeza baja. No obstante, el sonido de su respiración es profundo, como si tratase de controlar su propio coraje, un estado inusual en él—. Pero parece ser que Edward es el que manda aquí... Claro, hay que dejarlo ignorar la orden de no ir a ver a Bella dormir... Hay que dejarlo retar a los nuevos por tratar de ser normales en el pueblo donde deben aparentar ser normales...
—No es así, chicos, por favor... —Intenta interceder Carlisle, hasta ese momento siendo solo un espectador en el vestíbulo de la casa, donde los vampiros más recientes fueron detenidos por el cobrizo.
