Capítulo 20

606 70 4
                                    

Es viernes, he salido de trabajar hace un rato, estoy en el baño tras una larga ducha preparándome para la cena de empresa de esta noche. Julián también tiene una cena con unos amigos. Cuando le dije lo de mi cena él decidió quedar con unos amigos a los que llevaba días dando largas por estar conmigo y con Daniela. Dani duerme esta noche con mi madre. He escogido un vestido negro palabra de honor ceñido al cuerpo, la americana blanca y unos zapatos blancos y negros que me regaló Julián la semana pasada. Me he recogido el pelo con una trenza que me cae por el lado derecho hasta el pecho. Cuando estoy vestida Julián entra a la habitación.

- No, no pienso dejarte salir así...- se ríe por lo que se que no está hablando en serio. Me alegra saberlo, no me apetecía nada tener que discutir con él por esto. - Estás preciosa y ahora eres solo mía.

- Lo soy Julián, tranquilo, te aseguro que nadie se me acercará.

- ¿Por qué dices eso?- me está abrazando por detrás y ya siento su erección. Siempre listo para mí.

- Porque me veo y porque se como soy, no soy de esas chicas a los que los hombres desean...

- Yo te deseo...- me da pequeños mordiscos en el cuello. Ya me estoy humedeciendo, pero son las 8 hemos quedado a las 9 y no quiero llegar tarde.

- Julián, no sigas, no tengo tiempo...

- Ni hablar, no te voy a dejar ir así... - Me coge en volandas y me tira a la cama. Yo le grito...

- Me va a despeinar.

Me quita las braguitas y baja su cabeza entre mis partes. Sin preliminares ni juegos. Su lengua saborea toda mi entrepierna. Me estimula. Da pequeños mordiscos a mi clítoris. Gimo. Me retuerzo. Por dios Julián. Cuando me corro en un gran estallido de gemidos y convulsiones me besa en la boca y me vuelve a poner las braguitas. Yo estoy exhausta.

- Ahora si puedes irte- me ayuda a levantarme, a mi me tiemblan las piernas. Me da un pequeño azote en el culo- venga, vete que llegarás tarde.

Le doy un beso y me voy, sin pensar mucho en lo que acaba de pasar, en porque lo ha hecho y en que yo no le he hecho nada... en que ahora es él el que se va con sus amigos con una erección tremenda y unas ganas de follar insaciables. No quiero pensar en ello. No, porque acabaré por imaginarme cosas que no quiero.

En la cena hay más gente de la que me esperaba. Al parecer muchos compañeros han traído acompañante. Yo ni había caído en pedírselo a Julián. Me doy un azote mental por ello. Han reservado un salón en un restaurante, y estamos solo nosotros. Cuando llegamos mientras esperamos a que nos den paso a nuestra estancia esperamos en un pequeño hall con una barra donde nos sirven champagne. Todos los años igual. Es una empresa pequeña pero nos cuidan mucho. Ahí de pie sobre esos taconazos de 15 centímetros y con la entrepierna que se me ha vuelto a humedecer pensando en Julián... hablo con algunos de mis compañeros.

Yolanda, mi compañera de trabajo se acerca a hablarme. Es una mujer preciosa. Tiene cuarenta y tres años pero no los aparenta. Tiene un cuerpo súper estilizado y es muy alta. Lleva un vestido largo se satén rojo y yo a su lado me siento fea y desastrosa.

- Alex, estás preciosa. ¿No has venido con nadie? - me da dos besos.

- No... Mi... Mi... Novio- Joder, no sabía como llamarle- no ha podido venir, también tenía otra cena. ¿Y tú?- está divorciada, pero siempre tiene ligues por ahí. A cada cena ha traído un hombre distinto y todos guapísimos para su edad.

- Si, no tardará en llegar. Llevamos tiempo saliendo - se acerca a mi y me habla a la oreja- pero es paciente y hasta hace un par de semanas que no ha dejado de serlo no hemos podido dar la cara...

Tú eres lo que necesitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora