Capítulo 2

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Dion

El chico temblaba como un cachorro, tenía los ojos abiertos de par en par pero sin enfocarse en nada, en solo un segundo pudo ver como sus garras se extendían y desgarraban su cuello.

-Mierda.- Abraham corrió hacia el chico y presionó su cuello con las manos, la sangre salía a borbotones.- Jefe creo que es hijo de Raquel.

Dion levantó una ceja ante eso.-¿pero no de Francis?

-De eso no estoy seguro, hace unos años hubo rumores, nunca fueron confirmados, pero tiene los ojos de ella.

-Apártate.-sostuve el cuello del niño en mis brazos y empecé a lamer, su sangre era espesa pero sabía bien, de su boca salieron suaves quejidos, lo arrulle un poco para que se calmara y me dejara seguir, la saliva de los alfas resulta curativa para los omegas y en el estado en el que se encontraba el chico iba a necesitar toda la ayuda del mundo para sanar.

Una vez finalice mi tarea le entregue el cuerpo del joven a mi beta.

-Llevalo a la mansión, quizá sea útil.

Mis motivos para llevar al cachorro no estaban claros, quizá fueron sus ojos desenfocados, o las heridas en sus muñecas, o el hecho de que podría ser hijo de Francis, si fuera así podría tener información o simplemente sería una forma mas de joder al bastardo incluso después de la tumba. Daría un mensaje claro, no se metan con la manada Balkev.

-No creo que despierte pronto ¿estás seguro de querer conservarlo? .-era la segunda vez que Aziel, su mejor amigo y mano derecha, preguntaba eso.

-Si.-Expulse el humo del cigarro fuera del balcón.

-No creo que te vaya a servir de algo.

-Ya le encontraré un uso.

-¿Sabes que no es una barbie verdad?

-¿Tienes miedo de que me encapriche demasiado con el juguete? .-le di una calada al cigarro mientras lo miraba.

-Solo me preocupa el trabajo extra que su presencia me dará.

Me reí en su cara. Los asuntos de la mafia no daban espera, la mayoría del tiempo tenía a Aziel encargándose de cosas urgentes que salían a última hora. Yo ya no salía seguido a las misiones, me aburría en ellas y el resto de los negocios me quitaban suficiente tiempo y atención.

-¿Crees que sea hijo de Francis?

-Bueno no se parece en nada al bastardo.-El niño tenía el cabello de color azabache y lacio, las puntas caían hacia todos lados y tenía pedazos trasquilados, su piel era blanca y sus ojos azules, los ojos de su madre.

-Si lo es, apuesto lo que sea a que el hijo de puta enloqueció cuando vio que era omega.

Los omegas eran considerados la raza más baja en la jerarquía de los lobos, ser una omega hembra estaba bien, pero ser un omega macho era lo más similar a una pesadilla en vida que alguien podría tener.

-Su madre no debió quedarse atrás.

Raquel, la esposa de Francis vivía por y para las apariencias, le exigía perfección a sus hijos y a todo lo que la rodeaba, haber dado a luz a un omega debió ser degradante para ella.

-Sal, quiero descansar.

Aziel señaló mi cama detrás de las puertas de cristal del balcón.

-Tu cama está ocupada.

-¿Acaso te lo estoy preguntando?

-Perdón, perdón.-levantó las manos.-uno creería que completar tu venganza te haría menos gruñón, pero bueno.

Salió de la habitación cerrando la puerta detrás de él.

Me acerqué a la cama donde dormía el omega, estaba delgado, casi en los huesos y tenía varias cicatrices. Me acosté a su lado y dormí.

Esa noche soñé con ojos azules y sangre.

Mañana Azul - Omegaverse (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora