The spirit of 1998 - Jensoo

Capítulo 11: Lo más cercano al cielo

Esta vez, las nubes están llorando y es un caso grave de resfriado.

Hay un peso sustancialmente más pesado cada vez que Ning mueve una pulgada minúscula de su cuerpo o ahorra un mínimo esfuerzo para hacer casi cualquier cosa relativamente a prueba de idiotas; Estirar los brazos o caminar durante más de un minuto se sentía como forzar sus extremidades fuera de sus articulaciones, construir una respuesta lógica a cualquiera de los intentos de conversación de sus tías era como pensar en una respuesta a la ecuación matemática más difícil conocida por el hombre.

Todo requería un montón de energía últimamente y se sentía como si el universo lo estuviera haciendo a propósito para sabotearla. Hace unos días, tuvo otro ataque de alergia porque los vientos soplaban demasiado fuertes y no tenía habilidades sobrehumanas para mantener a la madre naturaleza en su lugar y evitar que las hojas y las flores volaran por todas partes. Ahora es un nuevo caso grave de resfriado, y Ning no sabe cuándo o cómo su sistema inmunológico se debilitó tanto cuando en el presente, ni siquiera podría forzarse un dolor de cabeza para salir de algo, incluso si su vida dependiera de eso.

Hoy, a pesar de la espiral descendente de su salud, Ning hace todo lo posible para asegurarse de que nadie perciba la resistencia de su cuerpo. Incluso si todo requiere un tremendo esfuerzo para no gritar o lanzar una queja, y mover los brazos durante la primera parte de la coreografía es como levantar las pesas más pesadas en el gimnasio, Ning se asegura de ocultar lo que se siente como el deterioro gradual de su cuerpo para en aras de la última práctica antes de la fiesta de Sana mañana por la noche.

Sin embargo, la palabra clave es intentos, y la actuación autoproclamada digna de un Oscar de Ning es de alguna manera fácilmente arrasada por nada menos que su madre, quien es la primera en notar los lentos movimientos de la niña en la práctica.

-Momo, detén la música, -la voz de Jennie resuena a través del espacioso salón de baile como si Simon Cowell le pidiera al personal que detuviera la música en una audición, con suficiente autoridad para que Momo corriera a un lado de la sala hacia el sistema estéreo.

Todas están sin aliento y ansiosas por terminar incluso cuando solo llevan treinta segundos de baile. Jennie rara vez detiene la práctica por algo más que señalar los errores y el mal momento de las integrantes. Cuando se detienen esta vez, automáticamente se echa la culpa a la habitación (Nayeon llama descaradamente a Jisoo por equivocarse en los movimientos de los pies, "¡Mueve tus dos pies, Kim!" y Jisoo lanza su sarcasmo a Dahyun, "¡Deja de exagerar los pasos!"), pero Jennie no critica ninguno de los dos percances obvios y, en cambio, presta atención a la mirada incierta que se encuentra a través del reflejo del espejo de enfrente, de ojos tímidos y caídos que intentan esconderse debajo de la capucha gris de gran tamaño del chaqueta con cremallera.

Cuando la mirada de su madre dura un segundo más de lo necesario, lo primero que hace Ning es rezar para que los instintos maternos no se apliquen en los viajes en el tiempo, y lo segundo que hace es desviar la mirada, lejos de los ojos escrutadores de Jennie.

El universo realmente no debe estar a su favor en este momento porque cuando los mocos intentan salir de su nariz como un dique, en un momento tan perfecto, Ning no tiene más remedio que retirarlos de forma poco característica, el sonido de olfateo resuena alrededor de la habitación como un rayo atronador. En su intento de no llamar la atención, es exactamente lo que sucede y ahora no son solo los ojos de Jennie mirándola.

-¿Estás enferma? -Mina pregunta desde el otro lado de las posiciones de baile, mechones de cabello pegados a su rostro debido a las gotas de sudor que caen. Sin embargo, todavía se las arregla para verse elegante y serena como siempre. Hay un rastro de preocupación en algún lugar del tono, Ning lo sabe aunque no lo parezca. Sin embargo, no puede responderle correctamente, porque la palma de otra persona se atasca repentinamente en su frente, en una forma no tan suave de controlar su temperatura.