CAPÍTULO 13: EDA YILDIRIM.

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Capítulo dedicado a Ali: conocerte es una de las cosas que agradezco todos los días. Amo tus historias (todas, sí, incluso cuando me haces llorar). Todas me enseñan algo y me inspiran. Gracias ♥ Love you. 

Canción: Headspace - Lewis Capaldi.

Advertencia: contenido sensible, lenguaje vulgar.

Omnisciente

Eda había pasado una de las peores noches en mucho tiempo. Volvieron las pesadillas., que fueron frecuentes toda la noche, acompañadas con ataques de ansiedad. Lo que más le dolía era que Ceren casi no había descansado por su culpa.

Ahora se encontraba durmiendo. Eran casi las nueve de la mañana y recién llevaba dos horas de corrido sin despertarse o moverse. Ceren aprovechó aquello para poder levantarse, ducharse y llamar primero a Art-Life para pedir licencia a Eda por un par de días por enfermedad y luego llamó a Melo para que se acercara a su casa después del trabajo, explicándole en pocas palabras lo que había sucedido la noche anterior.

Comienza a preparar el desayuno tranquilamente y sin apuro. Hoy se iba a dedicar a su amiga, quien la necesitaba más que nunca.

Por su lado, Serkan no había pegado un ojo en toda la noche pensando en Eda, en su comportamiento con Mustafá y su huida repentina de la fiesta. Nada tenía sentido y necesitaba hablar con ella de una vez por todas para aclararlo, por lo que la estaba esperando en Art-Life.

Al hacerse las nueve de la mañana y no ver un rastro de ella por ahí, tomó su teléfono móvil y llamó por primera vez en el día, pero como por vigésima vez desde la noche anterior cuando la vio desaparecer con Ceren. Nuevamente no contestó, con la diferencia que ahora indicaba que el teléfono estaba apagado.

Soltó un bufido y se contuvo de estrellar el aparato contra el suelo.

—¡Leyla! —Gritó llevándose una mano al puente de su nariz o presionar el mismo.

—Efendim, Serkan Bey. —Dijo apresurada la secretaria, que se encontraba aterrada por aquel grito que no le traía precisamente lindos recuerdos de cierta era robótica.

—¿Dónde está Eda? —preguntó, apoyando ambas manos en sus propias caderas mientras miraba a la pelinegra.

—Eda hanım no vendrá por unos días, Ceren hanım llamó y dijo que se encontraba enferma. —El ceño de Serkan se frunció ante la nueva información.

—¿Enferma? ¿Que tiene? —cuestionó rápidamente, tratando de memorizar algún síntoma en ella.

—No lo sé, Ceren hanım solo mencionó que necesitaba reposo. —explicó Leyla tranquilamente.

—Tamam Leyla, puedes retirarte.

Serkan miró hacia la terraza, caminó hacia ella y abrió la puerta para dejar que el aire fresco golpeara su rostro. Estaba enojado. Era un enojo que no se comparaba con haber perdido un proyecto o tener una crisis.

Algo pasaba con Eda y ella nuevamente se cerraba y se aislaba.

Eda se despertó pasadas las nueve y treinta, lavó su rostro y sus dientes tras liberar su vejiga y caminó guiada por el olor de aquellos pancakes que hacia su amiga y que tanto amaba.

Al ver a la rubia, la castaña se acercó para abrazarla, pasando sus brazos por encima de los de ella y cerrando los ojos con cansancio.

—Günaydın, bebeğim. —dijo Ceren mientras terminaba de colocar la miel y la fruta en la bandeja para llevar a la mesa.

—Günaydın, canım. —contestó Eda mientras la soltaba y la ayudaba a llevar las cosas hacia la mesa.

—¿Pudiste descansar algo?

ARDER EN LIBERTADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora